Liliams Denis López es emprendedora, propietaria de un pequeño taller de tapicería, ubicado en el corregimiento de Tocumen, en la provincia de Panamá, y también es dueña de un modesto apartamento de alquiler construido al lado de su casa, con el fin de mejorar sus ingresos.
Su vida ha sido muy diversa. Trabajó como corredora de seguros en una de las mejores empresas del país. También como conductora de un remolque en el Canal de Panamá, donde se ganó el aprecio de sus compañeros por su profesionalismo.
Ha vivido tanto que incluso ya padeció el dolor que provoca la muerte, tema del que no le gusta hablar, quizás por miedo. No es para menos. En un accidente automovilístico perdió a dos de sus tres primeros hijos. Fue un duelo difícil, pero logró superarlo.
Después de vivir la ruptura de un primer matrimonio y el fallecimiento de sus hijos, la ilusión volvió a su vida. Se casó con Jherson Sánchez, a quien conoció muy joven en un viaje que realizó a la provincia de Chiriquí, donde se lo presentó un amigo. Allí descubrieron que habían vivido en el mismo vecindario desde muy pequeños.
Transcurridos algunos años se reencontraron y formaron un hogar. Jherson, mi padre, llegó para llenar un espacio en su vida y en su corazón. Ese amor se consolidó con el nacimiento de mi hermano y yo.
Las personas de su entorno definen a Liliams como una mujer auténtica, muy transparente y sincera; aunque esas características no le agraden a otros. También apoya a otros que, como ella, han tenido que enfrentar la pérdida de seres queridos.
Su niñez tampoco fue fácil, no solo por vivir en una zona de pocos recursos, sino porque le tocó cuidar a muy temprana edad a catorce sobrinos, casi contemporáneos a ella. De pequeña tuvo que asumir responsabilidades propias de la vida adulta. Todo eso la convirtió en la mujer que es hoy.
Nueva vida a los muebles
Liliams es una mujer perseverante, descubrió que podía revestir muebles después de conocer a un inquilino que hacía trabajos de sastrería y tapicería.
Ella observó como él realizaba esas labores sin saber que luego llegaría su momento. Pasado algún tiempo visitó su casa un cliente del antiguo inquilino solicitando el forrado de un juego de sala. Entonces ella, pensando en el dinero que se podía ganar, decidió aceptar el reto y tomó el encargo. Cuando el cliente recibió el juego de sala terminado manifestó su satisfacción y calificó su labor como excelente. Ese fue el inicio de un emprendimiento que ya tiene quince años de funcionar con éxito.
Su potencial como artista
Por otro lado, es amante del arte, que considera su pasión. Desde niña le ha gustado pintar y dibujar. Un día le comentó a una vecina ecuatoriana sobre su afición y talento para la pintura. Esta mujer, que también pintaba óleos, la motivó a crear sus propias obras con el fin de generar un poco más de ingresos.
Así como le fue bien con sus primeros sillones tapizados, también sus cuadros han sido comprados por nacionales y extranjeros. El primero fue vendido por 50 dólares a una canadiense. Después, en un viaje a Atlanta (Estados Unidos), para visitar a una de sus hermanas, una vecina de esta quedó fascinada con una pintura que Liliams llevó de regalo. Ella le pidió un mural en una pared de su casa. Quedó muy satisfecha, a tal punto que le hizo publicidad en la barriada. Al regresar a Panamá traía 3500 dólares, producto de la venta de su arte.
Sueños y metas
Liliams afirma que su principal sueño es ser una buena madre y realizarse profesionalmente al culminar sus estudios universitarios en Contabilidad.
Esta es Lilliams Sánchez López, un ser resiliente, mi madre. Ella ha logrado manejar las dificultades para no hundirse en el dolor y salir adelante con optimismo, empatía, creatividad y adaptación a los cambios.
En la actualidad se siente plena, ilusionada y agradecida con Dios y la vida por el amor de sus hijos, sus nietas, y su gran amor, mi padre.