Una guerrera que nunca dejó de avanzar en la adversidad
¡Valiente forma de servir! ¡Con una salud complicada! ¡Qué va! Yo no podría. Pero, ella sí tiene agallas. ¿De dónde saca tantas fuerzas María Zoila? Les hablo de una mujer guerrera, que vino al mundo un 26 de agosto de 1977, en mi bello Panamá.
Es la cuarta de 9 hermanos. Imagínense que un día se hizo una herida que no sanaba, acude al médico quien le diagnostica que es diabética. Otro día, estando en casa, empezó a sentir mucho dolor en el vientre, el cual era repetitivo. Pide una cita en la Caja de Seguro Social, y en primera instancia le dicen que es un quiste muy diminuto y sin importancia. Ella seguía con los síntomas y decide buscar otra opinión en el Hospital Santo Tomás, donde le hacen una serie de exámenes.
Después de ir a la cita de control a los nueve días no imaginaba el diagnóstico que recibiría. Fue en 2012, cuando en su cita para la lectura de sus exámenes, le dan esta noticia que la impactó. Tía ‘Toy’ tenía divertículos biliares, afección que se presenta cuando se forman pequeñas bolsas o sacos que sobresalen a través de puntos débiles en la pared del colon… y ya estaba complicándose.
El galeno le anunció la operación de una colostomía temporal, pero ella lo recibe como un simple comentario. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos.
Llegó el momento de la operación, aún con los nervios y miedo, siguió con el proceso respaldada en el apoyo de su familia. Finalizada la operación, y al despertar, se encuentra con un nuevo miembro en su cuerpo, la bolsa de colostomía. Empezaba una nueva faceta en su vida y estaba decidida a enfrentarla con valentía.
Tía ‘Toy’, como la llaman, siguió con su vida de una manera natural. ¡La bolsa no la detuvo! No dejó de ser la administradora de su hogar. Me pregunto: ¿Cómo pudo soportar tanto sufrimiento? Es una guerrera, no se rinde. A ella le encantaba cuidar a sus sobrinos, quienes la acompañaban a casi todos los lugares, eran como unos pollitos detrás de la gallina. Cuánto amor emanaba de ella hacia sus sobrinos… y era recíproco.
Ya habían pasado seis años. Tuvo la oportunidad de ingresar al Club de Leones, a realizar labor social en la comunidad. Ni siquiera en la pandemia se detuvo. Ella estuvo al frente de la responsabilidad social del Club de Leones, en donaciones de bolsas de alimentos a las familias más necesitadas y golpeadas por la pandemia y, para su sorpresa, fue electa presidente del Club de Leones de Pedregal, cuando estaba la pandemia en todo su apogeo.
Nada la detiene, como presidenta del club continúa ayudando a las familias y escuelas de la comunidad, con donativos. Es una guerrera, nunca se dejó dominar por las adversidades.
Luego de 10 años de tener la bolsa de colostomía, bolsa que se adhiere a la piel del abdomen para recoger las heces, se hace varios exámenes y deciden quitarle la bolsa. Todo se dio este año; llegó el momento más esperado, aunque ya se había acostumbrado a su otro miembro, y era consciente de que era necesario y útil, deseaba deshacerse de él. Llegó el gran momento y estaba emocionada. La bolsa fue removida y la gran guerrera tía ‘Toy’ había superado una etapa más. Desde entonces su recuperación ha sido satisfactoria.
Una de las frases que nos enseñó la tía ‘Toy’ fue: “El que no sirve para servir, no sirve para vivir”, atribuida a la madre Teresa de Calcuta, quien buscaba transmitir que el sentido de la vida reside en ayudar a los demás.
Muy inspirador el personaje que escogiste para tu crónica, Luris.
Pero siendo que la historia está vinculada a una condición médica, es importante manejarlo con mucho tacto, y no centrar la crónica en la parte médica, sino en su ejemplo de superación.
No obstante, de manera sutil se pueden explicar conceptos que mencionas, pero que no se explican. Por ejemplo, “divertículos biliares” o “bolsa de colostomía” Obviamente -reitero- sin centrar tanto la historia en la parte médica.
Aparte, me gusta mucho cuando intercalas la historia con tus propias consideraciones. Como cuando te preguntas “¿Cómo pudo ella soportar tanto sufrimiento?”. Recuerda que aunque cuentas la historia de otra persona, es tu crónica, y es válido hacer pausas para agregar tus propias opiniones y consideraciones.