He conocido a muchas personas, pero jamás a alguien como aquella mujer que cambió mi vida…

Recuerdo muy bien mi primer día de clases en secundaria, en el Centro de Educación Básica General Salamanca. Tenía miedo y estaba lleno de inseguridades. Entonces entró una mujer con un vestido rojo, que irradiaba autoridad; su energía se sentía en cada esquina del salón, su forma de hablar daba escalofríos, pero a la vez transmitía cercanía. Nos contó un poco sobre su historia y desde aquel momento me invadió la curiosidad de saber más sobre ella. Lamentablemente, un virus mortal y totalmente desconocido llegó a nuestras vidas y se suspendieron las clases presenciales…

Comienzan las restricciones a raíz de la pandemia y con ello las clases virtuales, una experiencia extraña y nueva para todos. Durante aquellos dos años de confinamiento hubo interacción virtual, pero a ella, la verdad la conocí muy poco. Hasta que llegó el año 2022.

Con el regreso a las aulas se incorporaban algunas medidas de bioseguridad, aunque en términos generales todo era como antes. Volvimos a hablar con amigos, compañeros, y también con los profesores. Quería retornar al salón de una profesora en particular, y después de tanto tiempo dimos otra vez clases con ella. Ese día inició mencionando una reflexión que me impactó y que desde entonces guardo en mi mente: «Nada en esta vida es fácil, pero todo gran esfuerzo tiene su recompensa».

Aquella frase no paraba de rodar por mi cabeza; ya no la veía como una profesora, sino como una inspiración para seguir adelante.

Además, compartió otros lemas alentadores que me motivaron a estar aquí, escribiendo desde el corazón y echando a volar mi imaginación.

Un día tuve el valor para pedirle que me contara su historia. Tenía un poco de pena, pero ella fue muy considerada con mi solicitud y no dudó en relatarme todo sobre su profesión y vida. Creo que fue una gran idea acercarme a esta docente, me relató cómo sacó a su familia adelante, a pesar de venir de una familia pobre de la provincia de Los Santos.

Tuvo la amabilidad y la paciencia de detallarme los logros personales y profesionales que había alcanzado, con dedicación y esfuerzo. Desde entonces la he visto como una mujer que me impulsa a seguir adelante y ser mejor persona cada día. Actualmente es como una segunda madre para mí. Me apoya, me entiende, me aconseja, sabe cómo soy y me ayuda en todo.

Por eso quiero decir: gracias por inspirarme y apoyarme, querida profesora Cidia Vergara.

1 comentario
  1. adielbonillam
    adielbonillam Dice:

    Yeremy, muy interesante el relato que cuentas de tu encuentro con esta persona misteriosa.

    Me gusta mucho el expectativa que vas desarrollando a lo largo del texto, dando pequeños detalles de quién puede ser, y el aporte que sus palabras dieron a tu vida.

    No obstante, al final sería bueno que revelaras quién es (no solo con su nombre, sino también con su profesión).

    Puedes poner:
    “Por eso digo… muchas gracias maestra Cidia Vergara”
    “Por eso digo… muchas gracias profesora Cidia Vergara”
    “Por eso digo… muchas gracias directora Cidia Vergara” (dependiendo quién es).

    También antes del final hay una parte a la que podrías sacarle más provecho. Cuando dices: Un día tuve el valor para pedirle que me contara su historia, y creo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en toda mi vida.

    Te animo a que allí relates cómo fue ese momento en que te llenaste de valentía, y cómo tomó ella tu petición.

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