Un ‘pirouette’ a la vida

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Era un día lluvioso, mi abuela y yo subimos las escaleras hacia mi momento favorito del día: las clases de ballet. Cuando entramos con el paraguas mojado, observé a mis maestras. Las grandes ausentes eran mis compañeras. 

Era miércoles, 3:00 p. m. ¿Por qué no estaban? Pasaban los minutos, no aparecían. Frecuentemente revisaba el reloj.  ¿Se quedaron en casa o en el tranque? Luego, escuché una voz demandante: “Ven Isa, entra al salón”. Era Ana Melissa, la directora de la escuela. Encendimos las luces y ella puso un CD de piano. En ese momento dijo lo que siempre soñé: “Te voy a hacer un solo de ballet”. Me sentí reconocida. ¡La persona a quien todos querían impresionar me eligió a mí! Pirouette, assemblé, pas de bourrée… ¡Todavía recuerdo cada paso! 

Ana me impresionaba con su técnica avanzada. Pasaron los años, pero yo no podía evitar pararme más recta, con los pies en punta y con una gran sonrisa cada vez que ella visitaba el salón. Solo las bailarinas sabemos cómo la danza clásica impacta nuestra vida.

Mis ocho años en el Conservatorio me formaron, no solo como bailarina, sino como persona. Desarrollé áreas importantes como liderazgo, presentación, disciplina, seguridad y trabajo en equipo. Ahora, aplico esos aprendizajes en mi cotidianidad. Por eso, cuando mi profesora de Español preguntó: “¿Qué mujer te inspira?”, mi mente automáticamente fue hacia Ana Melissa Pino de la Guardia. 

El reencuentro con la maestra

Dicho esto, entonces debía coordinar la entrevista a quien había escogido como inspiración. El día de la cita yo estaba nerviosa, tenía muchas preguntas. 

Llegué, nos abrazamos y bajamos a la panadería. Ana se sentía honrada porque escribiría sobre ella. Emocionada compartió su historia. 

La admiración puede nacer de la identificación, el reconocimiento de uno en el otro ser. Al igual que yo, ella comenzó a bailar a los cuatro años. Desde entonces supo que el arte era lo que quería. Iba a la escuela durante el día, danzaba en la noche y estudiaba de madrugada. Siempre prefirió el ballet a las fiestas.  

A los dieciséis años fue elegida por el Royal Ballet en Londres, una academia mundialmente reconocida. Pensando que sus padres no estarían de acuerdo con esa carrera y el costo, llamó a su papá llorando. Pero, él la apoyó y estudió un año allá.

Me impresionó que fundó junto a una compañera su primera academia de danza (Steps) con solo veintitrés años. Tomábamos café, mientras relataba cómo trabajó allí durante veintidós años, hasta que finalmente abrió su propia escuela: el Conservatorio de Danzas de Panamá. 

Desde entonces, ha montado incontables obras musicales y fue galardonada dos años consecutivos como la segunda mejor academia de ballet panameña.  

Yo seguía nerviosa, pero continué con mi entrevista. Me apresuro a preguntar cuál fue su mayor triunfo. Ella miró hacia el techo y respondió: “Ganar el Grand Pre, una competencia global, como mejor coach. Fue un honor increíble”. Nos reímos cuando confesó que la llamaron al escenario, casi sin pararse. ¡No creía que lo hubiese logrado! 

Ella transmitió algo que yo sé: su alegría es guiar a estudiantes sin experiencia en danza. Disfruta enseñarles el balance entre la danza clásica y la vida, formarlas como bailarinas y mujeres victoriosas. 

Para terminar, le pregunté qué más le gusta de la danza. Para mi querida maestra el ballet es “como un escape, salir de problemas personales; es como una medicina con la que siempre puedes contar”. Pienso igual que ella. En la vida todos deberíamos tener algo que nos apasione y nos lleve a otra realidad. 

Nuestra entrevista culminó con un consejo: “Ten una actitud de sí se puede, Isa, con eso lograrás todo”. Sus palabras calaron en mí, como su trayectoria en la cultura de Panamá a través de la danza.

 

3 comentarios
  1. yharris
    yharris Dice:

    -paraguas
    – Ahí vi solo ….., mis maestras; las grandes ausentes ERAN…
    – ..un disco NUEVO en el recpoductor de CD, era una canción de piano

  2. darivaschiru
    darivaschiru Dice:

    Excelente historia. Bella. Pero qué más pasó con la vida de Ana Melissa. Te felicito por el relato, hace buenas conexiones y es hermoso.
    Tengo algunas ideas que te pueden ayudar a potenciar la historia:
    -El final es muy brusco. Siento que se te acabó el papel y tuviste que poner un punto obligado. Justo cuando iniciaba la historia la acabaste. ¿Qué pasó con el permiso para Londres? ¿Se fue o no se fue? Si se fue, cuánto tiempo estuvo por allá.
    -En qué agrupaciones de ballet estuvo, ¿fue primera bailarina?, ¿cuáles han sido sus logros (reconocimientos) en el ballet?
    -Cómo llegó a ser maestra de ballet.
    -Definitivamente la profesora de ballet se merece más detalles y descripciones. Su final debe llevar un cierre digno de todo eso que te inspiró. ¿Sabes cuál es su mayor satisfacción en el ballet?

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