La mujer que dejó huellas en las historias de otras
Es una mujer de carácter flexible, extrovertida y su forma de ser es tan original que atrapa a cualquiera que la conoce. Lo que llama la atención cuando la ven por primera vez es su baja estatura, su cabello castaño, sus ojos almendrados y unas grandes ojeras, ya que trabaja día y noche para ofrecer a sus tres hijos lo que ella no pudo tener en su niñez: una buena educación, mucho cariño y una alimentación balanceada.
Ella carecía de esto porque su madre murió de cáncer cuando tenía siete años y lo poco que ganaba su padre lo gastaba en licor. Él nunca se hizo cargo de la familia, por eso la pequeña empezó a trabajar desde que tenía 12 años para sostenerse. Con mucho sacrificio llegó al cuarto año de secundaria.
Ella, al igual que las damas pertenecientes a Capta, buscaban inspirar a otras, dejándoles saber que sí es posible empoderar a las mujeres y que podemos hacer cualquier trabajo, igual o mejor que un hombre. Belkin legó como enseñanza a todas que deben contar sus historias y seguir adelante. Aunque hoy día no sigue en el programa, ella dejó su huella.
Cuando conversaba con mi madre, le pregunté: ¿Qué era lo más doloroso que pasaba en Capta? Ella se sentó y me relató esas llamadas a través de las cuales niñas entre 12 y 15 años pedían ayuda porque sufrían abusos físicos y sexuales de parte de algún familiar. Los ojos de mamá se dirigieron a mí y me dijo: “Me parte el corazón pensar que podrías ser tú, hija, quien estuviera viviendo la situación de esas pequeñas”.
Belkin hoy en día trabaja como administradora de gasolineras Puma y a la par se encarga con esmero de cuidar a sus hijos, los cuales ven a su madre con mucho orgullo.