La profesora que me impulsó a escalar más alto

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Era una mañana de abril del año 2019. La profesora Desirée del Rosario entregó los resultados de un examen que había aplicado recientemente a sus estudiantes de octavo grado de premedia. Las calificaciones no habían sido muy altas. Además, francamente todos esperaban cualquier nota por encima de 3,0 para estar contentos. 

Esto era muy común en aquella promoción (y de todos los del colegio), ya que antes de ese año no sentíamos que la escuela fuese muy exigente. La maestra Desirée se aseguraba de enseñar y tener una clase proactiva con los estudiantes dispuestos a aprender.

Ese día un alumno fue a buscar su prueba en la que vio un 3,7. Estaba más que satisfecho. Sin embargo, la docente sabía que el estudiante no se había esforzado por estudiar. Tenía claro que él podía sacar un resultado mucho más alto, pues tenía las capacidades, mas no la motivación. 

La profesora Desirée ya había notado ese comportamiento en este joven. Junto a otros colegas conversaba de todo el potencial que poseía, pero que solo usaba de vez en cuando. De hecho, era muy participativo, pero a la hora de presentar exámenes sumativos, su desempeño era el mínimo. 

Como resultado de ese puntaje, ella le dijo lo siguiente: “Si tú tienes un Ferrari en una carrera, ¿por qué manejarías por el lodo en lugar de la carretera?”. El estudiante no tuvo respuesta y se quedó pensando en aquello por días. 

Luego de darle vueltas a la pregunta, se dispuso a esforzarse más para no “conducir por el lodo». El resto del año fue cuesta arriba. Poco a poco se involucraba más en las asignaciones y en cumplir con las responsabilidades de la escuela.

Ese era yo, Sohan Makhija. Este pequeño encuentro es algo que nunca voy a olvidar. A pesar de no haber sido muy impresionante para la mayoría, para mí sí fue significativo. Es algo que siempre tengo presente y que uso para recordarme que debo seguir esforzándome. 

El consejo no me lo dio cualquiera. Esta profesora de 35 años siempre se esfuerza mucho en su trabajo y en otras actividades. Tanto así que fue la primera mujer panameña en ascender al campamento base del monte Everest, el 19 de diciembre de 2017. Esa hazaña supuso subir 5365 metros sobre el nivel del mar (de los 8849 metros que mide la cima), y una ardua caminata de doce días. Su influencia fue tanta a nivel nacional que incluso publicó un libro en el que narraba la desafiante experiencia. 

Francamente, cuando transmitieron la noticia me pareció un poco extraño y no le presté tanta atención hasta tiempo después. Algunos años más tarde, la proeza en el lugar más alto del planeta y su sugerencia se conjugaron y empecé a ver todo como una oportunidad para “conducir por la carretera” de la manera correcta.

La profesora sigue asistiendo a escaladas y maratones de forma regular, mostrando que no se conformó con lo que había logrado hasta entonces. Ya sea por pasión o dedicación, ella sigue siendo una fuente de inspiración para aquellos que la rodean. Quiero que esta historia traiga a luz lo mucho que pudo elevarse esta mujer sin siquiera darse cuenta, solo dando lo mejor de sí.