Marisela Moreno, ese es el nombre de una mujer dedicada y exitosa. Una a la que quizá conozcas por su trayectoria como modelo o su carrera como presentadora. Si este nombre no es ajeno a tu memoria, puede que venga a tu mente la imagen de una persona con una vida resuelta.
Sin importar el esfuerzo que uno dedique a llevar un camino libre de eventualidades, la existencia misma procura agregar algunas desdichas. Es que parece que está escrito en algún manual que la receta de la vida lleva vicisitudes. En marzo de 2019, Marisela Moreno, madre de dos hijos e inspiración de incontables personas, fue diagnosticada con cáncer de mama.
Como es de esperar, dicha noticia desplomó a la mujer. Sin embargo, su principal preocupación podría decirse que fue banal. Lo primero que temió fue la pérdida de su cabello. Con una vida tan fundamentada en la imagen, es fácil notar la raíz de tan irreflexivo miedo.
Marisela conocía bien el tizne que el cáncer traía a la imagen de una persona. Vio a la enfermedad carcomer la vitalidad de su tía, quien se recuperó, pero con repercusiones. Vio todo lo indeseable que, como en una cruel ironía, también tuvo que experimentar.
Ella sintió la distancia que sus hijos plantaban al verla y cuestionó su capacidad de aconsejar a otros con su actual apariencia. Eso fue una demostración de lo despiadado que es el cáncer, no solo en su letalidad sino también en su tendencia a exponer las imperfecciones de su víctima.
¿Cómo perseveró alguien como ella, con el pilar de su vida laboral quebrantado y las, tanto constantes como inminentes, consecuencias de su enfermedad acechándola? Pues, como la belleza, la mitad de la batalla contra el cáncer se basa en la mentalidad.
Fue así como Marisela cambió su mentalidad de víctima a una de luchadora. Recibiendo cada golpe que el cáncer podía dar y parándose para el siguiente round, nunca perdiendo la energía que siempre ha irradiado. Todo con el objetivo de servir de inspiración y que, si ella iba a caer, que fuera con dignidad.
Entre sus muchos aportes, los más reveladores fueron sus entrevistas y charlas. Esto, por su naturaleza, fue una ventana a su vida y a sus proyectos. Ella supo mostrar un poco de sí con un tono carismático.
En la entrevista realizada por el periódico Mi Diario, el 18 octubre de 2019, Marisela compartió la mejor consejería. Probó con su propia experiencia cómo mantener la mente determinada mientras el cuerpo seguía luchando. Además de eso, comentó sobre el mensaje característico del mes de la lucha contra el cáncer de mama: “La detección temprana”, y habló de cómo a ella misma esta frase le parecía trillada, pero que por medio del cáncer logró verdaderamente comprender.
Un año después, el 2 de agosto, en el programa de televisión Tu Mañana, Marisela volvió en una nueva conversación. En esta hizo un recorrido por su carrera y su vida. Fue crítica a sí misma y compartió sus vivencias con el cáncer. Reveló un proyecto que había estado desarrollando, la venta de gorros para la financiación de la Fundación Pequelu, dedicada a ayudar a pequeños luchadores contra el cáncer.
En noviembre de ese mismo año Marisela logró alzarse victoriosa contra la enfermedad. Una vez recuperada, recibió lo que solo puede ser apropiadamente descrito como una manifestación de su voluntad luchadora: un cinturón de boxeo por vencer al cáncer. Un trofeo que representa tanto su victoria como la continuidad de su labor de inspirar a quien no crea poder contra el cáncer.