El 31 de diciembre de 1963, en Santa Ana, nació Andrea de los Ángeles Grande, mujer luchadora cuya madre fue su gran ejemplo.

Estudió en varias instituciones, entre ellas el Colegio San Vicente de Paúl y el Colegio San Antonio. Cuando estaba cursando sexto grado su padre abandonó el hogar, entonces la niña y su mamá tuvieron que irse a vivir a El Congo, Santa Ana.

Al poco tiempo se mudaron a Sonsonate y luego al municipio de Sonzacate. En octavo grado se vio obligada a dejar sus estudios y ayudar a su madre y su hermana menor, Carmen Elena.

A los diecinueve años conoció a José María Lobo Vega, con quien tuvo dos hijos, José María Lobo Grande y Rafael Humberto Lobo Grande. Lastimosamente, la pareja se separó.

Cuando su primogénito tenía seis años, Andrea tomó una decisión muy importante: junto a sus hijos emigró a Guatemala donde vivieron por un tiempo, a los años se fueron a vivir a México y allí permanecen en la actualidad.

En 2014 su lucha se convirtió en un lazo rosa, pues le detectaron cáncer de mama. No sólo su cabello empezó a caer, sino también el ánimo; pero sus hijos demostraron gran amor y empatía hacia ella al pelarse la cabeza, para hacerle sentir que no estaba sola.

En todo este largo y duro proceso tuvo una operación para extirparle el cáncer y perdió un seno. Fue duro, pero era apenas el comienzo. Luego de las quimioterapias fue dada de alta.

Con el tiempo le dieron una grandiosa noticia: había vencido al cáncer después de largos meses que se sentían eternos. Sus cuidados, sufrimiento, sacrificios y esfuerzos habían dado su fruto.

Pero, en el año 2015 le hicieron una cirugía en uno de sus ojos, producto de la cual quedó ciega temporalmente. Con ayuda de los médicos pudo recuperar nuevamente su visión.

Andrea ha podido sobrellevar todos los obstáculos, siendo marcada por el cáncer. Es una heroína, no usa capa ni tiene superpoderes, ella lleva un lazo rosa y una gran sonrisa. Sin duda alguna sus luchas la han convertido en la mujer que es ahora, fuerte e inspiradora.

Me enorgullece decir que a mi corta edad he podido convivir con esta grandiosa mujer y no cabe duda alguna de que es un gran ejemplo para seguir, una mujer que inspira.