Catherine, la diseñadora emprendedora

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Catherine Kay Stuart nació el 10 de septiembre de 1975. Fue criada en la ciudad de Panamá, en el área de El Dorado. Desde chiquita era muy creativa y mostraba mucho interés hacia la costura, crear maquetas y dibujar. Tenía un verdadero talento. 

Pasaron los años. Estaba convencida de que quería ser diseñadora de interiores, pero todos le decían que se arrepentiría de esta decisión, ya que supuestamente esa profesión no generaba muchos ingresos. A pesar de los comentarios negativos de la gente, ella siguió. No le importaba el dinero, el diseño es lo que amaba y se prometió a sí misma que no se rendiría.

En 1998 Catherine obtuvo su primer trabajo diseñando muebles para una compañía. Disfrutaba mucho este empleo, pero su sueño era hacer algo propio. 

Luego de dos años nació su primera hija, Emily. Ella describe este día como “el más feliz de su vida”. No residía en la casa más grande ni tampoco tenía millones de dólares en el banco, pero era feliz con su pequeña familia en su reducido apartamento.  

A finales de 2005 se enteró de su segundo embarazo. Fue cuando decidió que ya era hora de arriesgarse y hacer su propia empresa, en vista de que su familia estaba creciendo. Así, renunció a su trabajo y empezó a preparar un emprendimiento junto a su mejor amiga y su esposo. Aún embarazada instauró su primera empresa llamada Emily & Co., dedicada a diseños de interiores. 

La diferencia entre esta compañía y las otras es que Catherine tuvo la ingeniosa idea de crear un equipo de trabajadores que incluía plomeros, ebanistas, electricistas, etc. De esta forma podía tener una mejor organización. Poco después, el 9 de septiembre de 2006, una noche antes de su cumpleaños, nació su segundo hijo, a quien llamó Aarón. 

Con el paso de los meses le llegaron diferentes proyectos. Al inicio eran pequeños, como cuartos o salas de estar, pero luego sus contratos se volvieron más y más grandes. Ya no solo hacía casas o apartamentos, ahora también restaurantes y locales la contrataban.

Luego de varios años vio el avance de su establecimiento y el éxito que iba alcanzando. Estaba muy contenta, pero quería más, así que en el 2007 pasó a su segunda empresa, Fabulous Scrunchies, la que se destaca por tener scrunchies o colas de cabello bastante suaves y con colores llamativos. Aunque esta no era tan demandada por los clientes como la anterior, Catherine lo hacía como pasatiempo y pensaba que no afectaría a alguien si lo volvía un negocio.

Tan solo un mes después de su nueva incursión se enteró de su tercer embarazo. Estaba muy asustada, ya que no sabía si podía hacerse cargo de tres niños. Pero siguió adelante. 

El 27 de agosto del 2008 nació Paulina y la mujer seguía aterrada. Según sus hijos, Catherine siempre hacía juegos caseros y procuraba sacar tiempo para estar con ellos, ya que no quería que fueran criados por otra persona. Esas rutinas dieron forma a la frase: “La mejor madre que podemos pedir”, expresada por ellos mismos. 

Sus vidas eran una maravilla. Las empresas de Catherine iban bien, la familia era feliz y no les faltaba absolutamente nada… Hasta el 2020, cuando el COVID-19 llegó a Panamá. El trabajo empezó a bajar por motivo de la cuarentena total a raíz del coronavirus, pero de alguna forma ella se mantuvo positiva ante todo y pensó en maneras de sacar algo bueno de esto, así que se inscribió en clases de diseño digital. 

Ahora hacía sus propuestas desde la computadora y cuando los sitios empezaron a abrir retomó su trabajo. Aunque el proceso de recuperación fue lento, lo logró y su empresa tuvo aún más éxito gracias a que ahora podía mostrar los diseños digitalmente, en 3D, a sus clientes, y de esta forma hacer cualquier cambio necesitado.

Catherine nunca se ve a sí misma como la mejor madre, pero según su hija Paulina, siempre ha llenado su casa con amor y música, que va desde Shakira hasta Sandra Sandoval. Eso, por supuesto, a la par de sus incansables esfuerzos. 

“Mientras me guiaba a través de estos increíbles catorce años, no sé si alguna vez se dio cuenta de que la persona que más quería ser yo, era ella”, resalta Paulina. Actualmente, Catherine y su familia viven felices.