Muchas veces es difícil imaginar un sitio sin tanto alboroto fuera de la ciudad, sin embargo, nuestro país cuenta con uno de los lugares turísticos naturales más hermosos y apacibles. Apuesto a que tú ni siquiera lo conoces…
Te hablo de la comarca Ngäbe-Buglé. Sus aguas cristalinas, vegetación virgen, cascadas inigualables y rica fauna conquistarán tu espíritu aventurero. ¡No te vas a arrepentir!
No necesitas planear con antelación tu fin de semana de aventura. Puedes irte en transporte público o en una camioneta todoterreno desde muy temprano, porque gran parte del día será para el viaje. Mis amigos y yo tomamos un autobús a David, a las 4:00 a. m., en la Gran Terminal Nacional de Transporte de Albrook, que nos costó 19 dólares. Llevamos una mochila con lo necesario. Al llegar a la estación de David, al mediodía, desayunamos y tomamos un bus hacia la comarca, a un costo de 3 dólares. Tardamos aproximadamente dos horas en llegar a nuestro destino.
Era un ambiente distinto al acostumbrado en la ciudad. Un terreno muy montañoso nos rodeaba, suelos con mucha roca y el bosque tropical que dominaba nuestra vista. Ingresamos a la espesa selva de la comunidad en caballos guiados por unos lugareños. En el sitio se hablan dos dialectos natales, aunque algunos dominan el español. Fue interesante escucharlos.
Desde que llegamos recibimos una cálida bienvenida por los locales, quienes, en su mayoría, viven en casas de madera con techo de hojas o de zinc y pisos de tierra.
Sus vestidos son únicos, hermosos. Las mujeres usan trajes y camisas muy llamativas con cintas bordadas y coloridas conocidas como naguas. No usan calzado, se pasean descalzas.
Estos indígenas tienen bailes típicos, en los cuales participamos. Compartimos sus comidas, como la chicha, una bebida de maíz nacido muy buena. Combinan el banano con especias naturales y otros productos de la naturaleza para obtener una de las mejores sopas tradicionales que he podido probar.
Algo curioso fue saber que liman sus dientes con lima para afilar machetes. Además, sus familias son muy numerosas y la poligamia era común hace unos años atrás.
Alrededor de las 3:00 p. m. partimos a la comunidad costera de Kusapín. Allí encontramos playas de aguas cristalinas y comidas con mariscos.
También recorrimos cascadas como La Tulivieja, un salto ubicado en la comunidad de Soloy. Luego visitamos el salto Qui Qui, mejor conocido como el chorro de la Maestra, donde se dice que murió una maestra muy amada por los locales.
Apenas era la mitad del recorrido y ya estábamos maravillados con la magia del lugar. Al acostarnos escuchamos el sonido relajante de la naturaleza. Es cierto que en la noche había demasiados mosquitos, pero eso perdía importancia con la luz de la luna que nos regalaba una vista grandiosa del cielo.
Al despertar visitamos el salto Romelio, uno de los chorros más altos de todo el país, cuya caudalosa caída mide alrededor de 180 metros. Tiene un particular sonido que nunca antes había escuchado, me imaginaba a un búho debajo del agua.
Fue un gran fin de semana compartiendo con personas grandiosas y humildes de buen corazón, quienes fácilmente compartieron lo que tenían. Antes de partir decidimos comprar sus hermosas artesanías, prendas y túnicas, ya que es su medio de subsistencia.
Te invito a visitar un lugar tan maravilloso como la comarca, que se encuentra en tu propio país. Es un paraíso que te puede recibir cuando quieras. No pierdas la oportunidad de conocer gente grandiosa y lugares vírgenes de Panamá.