TEXTO CORREGIDO
Una simple decisión marcó su vida: seguir el camino del puño y la patada.
Empleando todo lo que había practicado durante su preparación, metió una patada cuya potencia le mereció la cuarta medalla de oro en taekwondo, batiendo el récord panameño en los Juegos Bolivarianos de 2017.
Para todo deportista la vida siempre es una competencia, una carrera, una pelea que, aunque poco a poco te deja sin aire, te va llevando al verdadero reto: el enfrentamiento contigo mismo. Así es este arte marcial, es disciplina, es perseverancia, es tener humildad, pero, sobre todo, apostar por ti y la fe en tu vocación.
Su ser competitivo despertó cuando era tan solo una niña, una pequeña con sed de darlo todo en un dojang (sala de entrenamiento), pasión que la empujó a trabajar duro.
Fue así cuando, a la corta edad de cuatro años, Carolena Jean Carstens Salceda empezó el verdadero combate, el combate con ella misma que la llevó a ser, a los 26 años, campeona olímpica.
Todos sus triunfos han comenzado desde abajo, tal como lo describió luego de su victoria: “La verdad es que ha sido una trayectoria bastante difícil, pero aquí está el fruto de cuando nunca pierdes la fe y no paras de luchar. Siempre hay un buen resultado”, señaló a los medios aquel día.
Gracias a la inspiración que le brindaba su hermana Christina, quien había empezado a tomar clases de taekwondo, Carolena se introdujo a este camino. Nacida el 18 de enero de 1996, en Illinois, Estados Unidos, decidió representar a Panamá antes que a su país natal cuando tenía trece años.
A esta edad empezó a competir mundialmente. Combatió por primera vez en los Juego Olímpicos de Londres 2012, donde fue la más joven de las atletas con tan sólo 16 años. En el año 2016, Carolena debutó, con 20 años, en estos mismos juegos en Río de Janeiro, prometiendo dar todo de sí. Sin embargo, no obtuvo medallas en ninguna de las dos.
Los obstáculos nos suelen frenar, no obstante, para ella fue el motivo de seguir luchando. Luego de recuperarse de una lesión de ligamentos cruzados en su rodilla izquierda, clasificó a los Juegos Panamericanos de Lima (Perú) 2019. En esta ocasión, la victoria tampoco estuvo a su favor. En la semifinal fue derrotada por Anastaija Zolotic, quedando en 24-10.
En junio de ese año la atleta panameña compitió en el Abierto de Luxemburgo donde obtuvo la medalla de plata después de haber sufrido una lesión en la mano izquierda. Posteriormente, logró la medalla de oro para Panamá en los Juegos Bolivarianos y, aún lesionada, compitió en los mundiales en Guadalajara (México) pasando la primera ronda.
Sin duda, deportistas jóvenes pueden hacer un cambio en el mundo, como lo ha hecho esta increíble mujer. Su patada inspiradora ha hecho que mi pasión por los deportes sea una competencia constante para superarme a mí misma y me ha enseñado que cada error es un paso a la excelencia.
Admiro su perseverancia, su atrevimiento para, después de todo, seguir avanzando. Como ella misma lo ha dicho en varias entrevistas, quizás es un golpe muy duro, pero solo queda mirar hacia adelante. Este deporte no solo es defensa personal, es el camino de la vida al autocontrol, a la confianza en uno mismo y nos enseña que con actitud todo es posible.