Petita Escobar Jaramillo. No podemos hablar del folclor de nuestro país sin mencionar este nombre.
Ella fue la pionera de lo que hoy conocemos como el Ballet Folklórico de Panamá y fue una de las artistas que proyectó a nivel internacional nuestras danzas tradicionales. Como educadora, siempre se interesó en el conocimiento, desarrollo y divulgación de la cultura y costumbres istmeñas a través de la expresión artística.
Fue profesora de biología y química, título que obtuvo en la Universidad de Panamá y que desempeñó durante veintinueve años. Pero lo hizo sin abandonar su motivación y manteniendo siempre un interés personal en el folclor, lo que le llevó a prepararse y organizar, en 1949, el primer conjunto típico de Chiriquí en la Escuela de La Concepción. Luego de dos años fundó el conjunto folclórico del Instituto Nacional de Panamá, uno de los que más influencia ha tenido en el país y que aún se mantiene activo.
Exigente en su trabajo y con todo el profesionalismo y la responsabilidad que le caracterizaba al frente del Conjunto Ritmos de Panamá, nació la idea de llevar nuestros bailes tradicionales a grandes escenarios introduciendo técnicas como el ballet y la danza moderna, así como otros estilos musicales. Entonces, cambió el nombre de la agrupación a Ballet Folclórico Ritmos de Panamá, considerado por decreto presidencial como la agrupación folclórica oficial del Estado panameño.
En 1968 se modifica el nombre al de Ballet Folklórico Nacional, y con eso vino una intensa agenda fuera del país. Incluyó bailes como el ritual chamánico, el reto de zapateadores y el gallo y la gallina, siendo este última uno de las más emblemáticos. Las técnicas de danza moderna se hacen presente en bailes como el candombe de los negros cimarrones, el zaracundé y la danza de balsería.
Petita trataba de contar una historia en cada número, y se convirtió probablemente en la primera coreógrafa folclórica inédita del país.
Su intenso trabajo fue mermando y sus apariciones disminuyeron a causa de la diabetes. A pesar de todas las dificultades que enfrentó debido a su enfermedad, mostró hasta el día de su muerte (el 5 de agosto de 1994) amor por lo que hacía. Petita Escobar Jaramillo dejó una huella imborrable en el folclor nacional.