¿Qué esconden aquellas almas empoderadas que, a pesar de las adversidades, decidieron luchar sin importar el dolor, las lágrimas y el abatimiento para lograr sus sueños?

Esta es la historia de una de esas almas, una mujer de corazón puro y valiente. Una tarde entre tantas de 1997, el cansancio la ceñía por completo, pero allí seguía redactando sus sentimientos en un papel. Años después comprendería cuán importante fue escribir aquellas palabras, que volvía a leer para llenarse de motivación y seguir adelante.

Cada mañana, antes de que irrumpiera el amanecer con su trajín, ella ya se encontraba alistando a sus tres hijos para el colegio. Chicos de un mismo vientre, pero con distintas maneras de ser. Caminar no siempre era de su agrado, pero al hacerlo junto a ellos procuraba que fueran momentos gratos de cercanía, que sus retoños guardaron esos instantes de conexión familiar para siempre en sus mentes.

Buscaba mostrarse ante sus hijos como fuerte de espíritu, que ellos sintieran que era el soporte de sus vidas. Pero algo en ella se desvaneció cuando notó a su hijo mayor tan distinto y con una gran aflicción. Esto duró largo tiempo, años de luchas y de varias citas con el psicólogo. Con la asistencia de especialistas y su apoyo incondicional de madre, le ayudó a encontrar el sendero correcto.

A pesar de la atención especial que en determinados momentos debía dar, amaba y procuraba igual dedicación a todos sus hijos. Todas las mañanas los acompañaba a la escuela y antes del mediodía ya estaba esperándolos en las afueras del plantel, junto a otras madres, cada cual con sus dramas y sus historias.

Algunas veces sus ojos se debilitaban y reflejaban cansancio. Sus finas manos se adormecían por las horas dedicadas a planchar. Y se apoderaba de su semblante un pesar interno. Pero era guerrera. Incluso en momentos cuando parecía toda abatida y su corazón se balanceaba en un mar de sentimientos, como cuando estuvo en el cuarto de urgencias de un hospital esperando que atendieran a alguno de sus hijos, solo con un vaso de té en el estómago, encontraba fuerzas para retomar sus objetivos.

Siempre estaba llena de optimismo. No podía negar el temor que le despertaban las inundaciones vividas en algunos inviernos, sin embargo, en esos tiempos difíciles tuvo el amor de tres hermosas sonrisas inocentes que eran su mayor motivación para mantenerse firme ante la adversidad. Hasta el día de hoy, ellos agradecen a su madre por ser ese manto de confianza y seguridad, por estar en todo momento.

Una vez conoció un amor de esos que se vuelven inolvidables en la adolescencia, que provocan un laberinto de emociones. Pero fue junto a sus hijos que ella experimentó el más profundo y verdadero significado de amar; supo que jamás existiría una palabra tan etérea y que solo su corazón podría describir aquel sentimiento inefable.

Aquella alma es mi madre y su nombre es Pastora. Su entrega me hace entender el inmenso significado de la palabra amor. Hoy en día, verla sonreír es como recorrer un sendero en primavera, áspero pero libre. Es, sin duda, el mejor regalo que podría merecer.

Guardo sus lecciones como un tesoro, y aún sigo aprendiendo de ella. A mis hermanos y a mí nos enseñó a procurar no caernos; pero si lo hacemos, levantarnos y continuar. También, que entre tantas adversidades no hay que esperar un tiempo determinado para decidir tu camino, porque las riendas de tu vida las tomas tú y depende de ti empezar ahora.

Madre, eres luz. Luz preservadora de mi vida. Luz rosal de puro amor.

1 comentario
  1. adielbonillam
    adielbonillam Dice:

    Felicidades por tu crónica, Karly (de las mejores que he revisado hasta ahora).

    Solo diría que al lector podría quedarle la intriga de saber con alguna pista más qué era lo que redactaba en papel sobre sus sentimientos, eso que “años después su corazón descubre el verdadero significado de aquellas palabras escritas”.

    Me parece que también hay un punto dramático de la crónica que podría ser aprovechado con alguna descripción adicional. Cuando dices: “Y a pesar de luchas, inundaciones, tiempos difíciles”… ¿Cómo fueron esas inundaciones? ¿Cómo logró sobreponerse a esos tiempos difíciles?

    Por lo demás, me parece excelente tu historia, y con un gran mensaje de lucha y amor.

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