Es bien conocido el trato que se le daba a la mujer durante los siglos XVlll y XlX. Su educación se simplificaba en ser una ama de casa y estar preparada para casarse y cuidar de sus hijos.
Este estilo de vida se convertía en una tradición para ellas desde pequeñas; sin embargo, comenzaron a surgir féminas que rompieron con el estereotipo y llegaron a tocar el éxito, no sólo por su propio bien o por lograr el reconocimiento de otras personas, sino para el beneficio de las mujeres.
Ángela Acuña Braun es una de estas destacadas mujeres. Por más pesada que fuese su mochila, alcanzó la cima y tuvo gran impacto en el país. Ella consiguió ser la primera abogada y notaria en Costa Rica y toda Centroamérica. Dejó un legado muy importante, no solo por ser una figura inspiradora, sino también por su lucha en la defensa de los derechos femeninos y de la niñez.
Durante el régimen dictatorial del expresidente Federico Tinoco, este buscaba reducir el salario y despedir a las maestras embarazadas; Ángela no pudo guardar silencio ante esta injusticia y protagonizó uno de sus discursos más destacados: “Por primera vez en la historia de Costa Rica las mujeres participaron con eficiente actividad en los movimientos populares, sobre todo las más humildes. En lo que hoy es Plaza González Víquez se reunieron para proveer vituallas a los defensores de los derechos ciudadanos… Se daban cuenta, dentro de su sencillez, de lo que sería el triunfo de aquellas jornadas gloriosas”. De manera que incentivó en la ciudadanía la defensa de los derechos femeninos y afectó en el declive del gobierno de Tinoco.
Este y otros actos lograron un gran cambio en Costa Rica, ya que la mujer nunca había llegado a tener importancia dentro de la política, y menos en la toma de decisiones, pues su opinión parecía irrelevante. Ángela trabajó incansablemente durante mucho años a favor del sufragio femenino.
La imagen de la líder ocupa un lugar trascendental en la historia de la sociedad costarricense, pues abrió la senda a muchas, lo que la convierte en un ejemplo a seguir. Su camino al éxito tuvo tropiezos, pero su perseverancia fue mayor. En su etapa de estudiante muchas personas y organizaciones le cerraron las puertas a su crecimiento, pero nunca se rindió, sus ansias de mejorar eran mayores cada vez.
Gracias a sus logros, en 1982 fue nombrada Benemérita de la Patria y desde 1983 el Instituto Nacional de las Mujeres entrega el «Premio Nacional por la Igualdad y Equidad de Género Ángela Acuña Braun» a medios de comunicación que informan sin sexismo, en favor de la igualdad de género.
Luego de conocer la valentía y la importancia que tuvo Ángela Acuña Braun en la lucha de derechos de la sociedad y la mujer costarricense, opino que su imagen debería ser mayormente recordada por todos. Es cierto que hay una foto en su honor en la entrada del Salón de los Abogados, y ha sido nombrada en medios de comunicación; sin embargo, esta pionera es una figura que no merece ser fugaz en la memoria de la gente, sino que debe ser utilizada como ejemplo de superación y perseverancia para inspirar a los jóvenes y enseñarles que nadie puede limitar su camino hacia sus sueños.