Las culturas y tradiciones de tus antepasados son el mejor recuerdo y legado que te puede dejar tu familia.
Mis familiares son de Los Santos, siempre me han inculcado sus costumbres y con ellos he asistido a diferentes festividades de la provincia. Mi abuela me dice que más allá del bullicio, las celebraciones llevan una historia detrás.
Para mí, las fiestas santeñas son excitantes, coloridas. Asistimos desde que empiezan hasta que terminan para no perdernos ni un solo detalle. He participado en algunas, como las patronales de Santa Librada, el Desfile de las Mil Polleras y sus alegóricos carnavales.
Mi abuela afirma que no hay mejor viaje que el que se hace. Un día, a inicio de año, agarré mis maletas y decidí emprender camino para su casa. Estaba muy feliz y me dijo que me iba a llevar a distintos festejos durante esos días.
El año estaba empezando, y con él el jolgorio en Los Santos. Al primer evento que asistimos fue al Desfile de las Mil Polleras, que se realiza el segundo sábado de enero. Mientras estábamos viendo todo, mi abuela me explicó que esto lo hacen para exaltar nuestro traje típico nacional. Sin duda las calles estaban vestidas de gala. Santo Domingo y San José de Las Tablas se desbordaban de telas llenas de colores, bailes al son de los tamboritos y maravillosas murgas que le agregaron un toque característico de esta provincia.
También participé de los famosos carnavales, celebración más esperada por muchos panameños y extranjeros a lo largo de todo el año. El día más importante es el Martes de Carnaval. Son festejados por cuatro días consecutivos desde el viernes anterior, cuando se hace la coronación de las reinas, hasta el Miércoles de Cenizas.
El viernes por la noche mi abuela me llevó a la coronación, pero mientras estábamos viendo me surgió una duda, ¿cómo comenzaron los carnavales? A esto ella respondió: “Los primeros carnavales de Panamá se realizaron en la época colonial, cuando grupos nutridos de individuos se disfrazaban de rey y reina, como mofa a los reyes de España”.
Durante los días de la farsa, las calles estaban llenas de tonadas, murgas, reinas panameñas, agua, regocijo y mucho sol. “Plaque, plaque, plaque… Calle Arriba y Calle Abajo”, se escuchaba en el parque, entre otros cantos populares.
Por último, asistimos a las patronales de Santa Librada. Esta festividad inicia del 1 de julio al 20. Fuimos a la misa de noche y estaba colmada de feligreses. En el camino observé que, en cada casa, comercio, parque había una pancarta homenajeando a la santa patrona. Unos caminaban agradeciendo los favores recibidos; otros, elevando sus súplicas a la sagrada imagen. Le cantaban serenatas típicas, además lanzaban flores en señal de fe.
De esta travesía aprendí que debemos cuidar las tradiciones que nos dejan nuestros antepasados. Son legados que deben pasarse a futuras generaciones. La cultura de cada provincia es, simplemente, hermosa.