por Dylan Sánchez
“Los nadies, los hijos de nadie, los dueños de nada. / Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos”.
El poema “Los nadies” de Eduardo Galeano fue inspiración para Francia Márquez, ella lo quiso transformar en política, ya que su ascenso al poder es el aterrizaje de los llamados “nadies” de Colombia.
Francia, la primera vicepresidenta afro en el gobierno colombiano, nació hace poco más de cuarenta años en Yolombó, una de las avenidas de Suárez, municipio de Colombia, en el que abunda la desigualdad, donde solo por la clase social o el color de piel se desprecia a su gentilicio.
Francia ha conocido el miedo en persona, el miedo de no saber qué llevarle de comer a sus dos hijos, ya que sus padres desaparecieron. El miedo de las amenazas constantes de muerte, pues en su país se mata a los activistas ambientales. También llegó a ser minera artesanal y le tocó pelear contra mineros ilegales, porque estaban acabando con el río de su «tierrita» y esto podría provocar el desplazamiento de la zona a sus paisanos.
Conocí su historia gracias a que la vi en acción cuando pasaban en el noticiero cómo ella sola lideraba un grupo de 80 mujeres por más de 350 kilómetros hacia Bogotá, para exigirle al Estado que sacara a los mineros que llegaban gracias a los paramilitares. Fue asombroso saber que por tan increíble acto consiguió el Premio Medioambiental Goldman (2018) considerado un Nobel de medio ambiente. Así se fue haciendo un nombre, muy importante y respetado en Colombia.
Es increíble el hecho de saber cómo desde adolescente Francia Márquez se fue formando como líder cuando descubrió su orgullo por ser negra, dejó de alisar su cabello y se vinculó al proceso de identidades negras.
Aunque es una mujer de admirar, sus posiciones políticas no las comparte una parte de la población, porque dice las cosas tal cual las piensa. Ella misma cuenta que suele ser desconfiada y que espera poder hacer algo para cambiar el Gobierno.
Una vez subió al poder junto al presidente Gustavo Petro, su importancia como feminista tomó valor, pero también dejó en evidencia un racismo muy fuerte en el país, ya que la han comparado físicamente con monos y la han menospreciado; no obstante, ella ha seguido adelante.
La vicepresidenta ha dicho cosas que ya han ido al debate público y que por supuesto no le gusta escuchar a muchos detractores: habla de un país muy clasista, racista y patriarcal; de cómo conoció el feminismo desde la vida misma, de cómo las mujeres sin tener nada tratan por todos los medios de sacar adelante a sus hijos para que no se acuesten con el estómago vacío o que no sean raptados por los actores armados.
A pesar de todas las dificultades, Francia Márquez ha demostrado que una mujer como ella, que nunca tuvo recursos económicos y que ha sido ninguneada por su color de piel y su género, puede valerse y hacerse sentir como persona.