Madre de las estrellas

Dia 26 de enero de 1969, dentro de toda la galaxia, en Viejo Veranillo, ciudad
de Panamá, llegaría un pequeño destello que llenaría la vida de su familia de
alegría y gozo, pero que también tendría un gran camino por recorrer para
algún día ser la luz en el camino de cientos de pequeñas estrellas, su nombre
fue Omaira Arosemena.

Los recuerdos de su infancia permanecen en su memoria con mucho cariño y
los atesora como el tesoro más valioso.

En una familia numerosa sus padres no podían brindarles todos los lujos que
un niño quisiera tener, pero le dieron algo mucho más preciado, algo que
marcaría su vida y la haría estar eternamente agradecida. Pese a que no nació
en una familia adinerada que pudiera darle todo lo que ellos deseaban, les
enseñaron a ser constructores de su futuro.

A medida que este lumine ser crecía sus sueños también lo hacían. Un buen
día, al ir a visitar una casa se encontró con dos personas hablando un idioma
distinto al que ella conocía, el inglés. Rezumando entre sus odios se sintió
inspirada, con ganas de aprenderlo y poder comunicarlo.

Y por su mente paso:
– Algún día llegaré a hablar este idioma tan fascinante, y se lo enseñare a
todos esos pequeños cometas que están por nacer.

Así desde muy temprana edad, se mostró decidida y centrada en alcanzar sus
sueños.

Sin embargo, el tramo no fue nada sencillo de atravesar. Tomó la decisión de
estudiar inglés en la universidad de Panamá, pero por desgracia no pudo pasar
la prueba de admisión a la escuela de inglés debido a su escaso conocimiento
del idioma. Así también fuerzas oscuras llenas de recelo e insatisfacción
quisieron frenarla, pero eso no la detuvo, la hizo más fuerte, sin darse por
vencida comenzó a prepararse para su gran viaje. Era imparable, sabía que si
se adiestraba y adquiría más conocimiento y manejo podría alcanzar el
espacio.

Así lo volvió a intentar, regreso a la universidad e hizo la prueba, aprobándola,
sin embargo, lo más arduo estaba por comenzar, un viaje lleno de peligros y
obstáculos que impedirían que llegara a su destino estaban al asecho, pero si
pudo combatirlos una vez podría volverlo a hacer.

Pero en su travesía también encontraría más luceros como ella que la
aconsejaron y ayudaron a estar más cerca del alcanzar su meta, pues veían
que en ella que había un gran potencial, alguien con una chispa que estaba por
estallar, con el conocimiento suficiente como para conducir a los precursores
del futuro a alcanzar también sus propios sueños.

Así fue como alcanzó su más anhelado sueño, en la escuela bilingüe de Cerro
Viento. Por fin podía saborear los frutos que habían dado tantos años entrega,
poniendo todas esas lecciones que había aprendido en su trabajo y
transmitiéndoles a sus estudiantes ese sentimiento de superación, alentándolos
a alcanzar el espacio tal como una vez lo hizo ella.

Ella se convirtió en la madre de las estrellas, guiando a los pequeños destellos
de luz hacia su máximo brillo, cada día, llena de ansias por ser el motor que
impulsará a que el futuro de las nuevas generaciones despegue a lugares
inimaginables, pero no imposibles de alcanzar. Porque todos podemos

alcanzar nuestros sueños, por más imposible que parezca, en cada uno de
nosotros hay una chispa que algún día estallará.

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