Es impresionante lo bella que es la luna, ¿cierto? Es lo primero que observamos en una noche oscura y despejada. De niños todos alguna vez soñamos con alcanzarla o tocar la de “queso”, pues varios seres brillantes lo lograron. Sandra Cauffman no fue la excepción, algo dentro de ella le desarrolló el deseo desde que vio a la primera persona caminar sobre el radiante satélite natural que ilumina nuestros caminos cuando se oculta el sol.

Su destino no la llevó directamente a pisar la luna, pero sí a trabajar en algo relacionado con el espacio. Hoy, la especialista en Ingeniería Eléctrica y Física costarricense es una de las más destacadas ingenieras de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), donde ha desempeñado cargos de subdirectora en diferentes proyectos y ha colaborado en la exploración del planeta Marte.

No fue fácil, ha señalado en múltiples entrevistas que tuvo que superar retos como su origen humilde, la desigualdad de género y haber nacido fuera de Estados Unidos para llegar a donde está actualmente. Su mayor inspiración es su madre, víctima de violencia doméstica, quien sola debió sacar adelante a sus hijos con tres empleos; pero siempre tenía una actitud positiva ante la vida y alentaba a Sandra a sacar buenas notas y esforzarse para lograr sus sueños.

Cuando su madre se dio una nueva oportunidad con otro hombre, se fue a los Estados Unidos con la familia. Allí Sandra tuvo que adaptarse a un nuevo idioma para finalmente poder graduarse en la Universidad George Mason de lo que quería, pero que no logró por discriminación en su tierra natal: Ingeniería Eléctrica y Física. Al entrar en la NASA, cuenta, era la única fémina en aquel entorno predominantemente masculino y debía esforzarse más por ganarse su lugar. Reconoce que es muy feliz con su situación profesional y que actualmente el panorama ha mejorado para las mujeres en esta industria.

Al mirar qué tan lejos ha llegado Sandra (ha sido destacada por la ONU Mujeres como un ejemplo positivo para mujeres jóvenes y niñas), vemos que es un claro ejemplo de perseverancia y lucha; quizá no tocó las estrellas con sus propias manos, pero después de haber atravesado diversas situaciones a lo largo de su vida, nunca bajó la cabeza y siempre se mantuvo firme ante sus propósitos.

Debió ser complejo, pero seguramente ha valido la pena, pues Sandra Cauffman ha dedicado la mayor parte de su vida a compartir con genios de niveles asombrosos, siendo uno de ellos.

¿Costa Rica? No somos muy extensos en cuanto a territorio (51 179 km²), no tenemos mucha población (poco más de cinco millones) y puede que tampoco tengamos los mejores métodos para sobrellevar los dificultades que se nos presentan en el camino; sin embargo, podemos vanagloriarnos porque, a pesar de todo, poseemos muchas mentes impresionantes, capaces de lograr lo inimaginable.

Cauffman ha participado en una enorme variedad de proyectos dentro de la NASA e inspira a miles de jóvenes, especialmente mujeres, a perseguir sus sueños, pues nada es imposible cuando se lo proponen. Si bien es cierto, no podemos bajar la luna; pero, ¿algo nos impide ir hacia ella?