Cuando me propusieron investigar sobre la vida de María Carter, jamás imaginé que se tratara de una mujer tan amada en su barrio y por muchas personas a nivel nacional.
El nombre que aparecía en su cédula era Maud Catherine Carter, pero fue más conocida por su característico nombre de batalla: María Carter «Pantalones». Y cuando uno indaga más sobre su existencia, confirma que fue una persona ejemplar en muchos aspectos.
Dama con una trayectoria digna de admirar, una dirigente comunitaria que iluminó con su entrega y ejemplo a los que la conocieron. Aquí te cuento parte de su historia.
Ella vivió las facetas de esposa, madre, viuda, profesora de Educación Física, atleta, servidora social, política, solidaria, mujer de fe y, sobre todo, un extraordinario ser humano. Fue hasta los 84 años que un cáncer de páncreas nos arrebató a la querida Maud Catherine.
Antes de eso, durante su juventud, por el año 1944, estudiaba y aprovechaba su cultura gringa para vender periódicos de casa en casa en la antigua Zona del Canal. Cuando terminaba la jornada solía bajar en patines hasta El Chorrillo con sus acostumbrados pantalones cortos, de allí vino su apodo de María Carter «Pantalones».
Recorría cada calle de su querido barrio, palpando de cerca las necesidades de su gente. Organizaba actividades a lo largo del año para llevar algo de felicidad, en especial a los niños y a los adultos más necesitados.
Con el paso de los años, sus capacidades físicas mermaron, pero nunca su vocación de servir a los demás. Por 54 años consecutivos organizó fiestas de Navidad a los huérfanos del Asilo de la Infancia. Era común verla detrás de políticos, empresarios y líderes religiosos tratando de conseguir las donaciones necesarias para llevarle alegría a estos niños. Y después también en otras partes de Panamá.
Por esas injusticias que a veces conlleva la vida, su hijo, Carlos Jesús Nieto, rememora que cuando tuvo cáncer «nadie se acordó de ella». «No queríamos dinero, solo que nos ayudaran con los trámites en la Caja del Seguro Social y en el Instituto Oncológico», relata.
Al hijo de María Carter todavía le retumba en la memoria la sentencia del médico que atendió a su madre: «Ella tiene cáncer terminal, se va a morir en tres semanas, llévesela para su casa».
Pocos la visitaron en su lecho de enferma. En la escasa lista resaltaba el expresidente Ricardo Martinelli y su esposa Marta Linares, quienes ayudaron a la familia para agilizar el trámite de reingreso de María Carter al Instituto Oncológico Nacional cuando empeoró. Pero una vez llegó, nunca despertó… Se decretó su muerte el 3 de abril de 2013, a las 7:00 p. m.
Su cuerpo se fue; sin embargo, su memoria sigue vigente en la mente de los habitantes de El Chorrillo, quienes la recuerdan con sus acostumbrados pantalones cortos y sus patines o después con su paso maduro, siempre repartiendo felicidad.