Vive, nunca dejes de inspirar

En la madrugada del 12 de octubre de 1958 gritos desesperados provenientes de un humilde hogar se apoderaban de la mañana, una dama proveniente de un pueblo plagado por la oscura y fría mañana dio a luz a una bebé de nombre Evangelia, mujer proveniente de orígenes humildes la cual demostró que el esfuerzo, la fe y el amor son todo lo que se necesita para formar una buena vida en este mundo.  

“El dolor no es nada comparado con el amor que les tengo”, palabras que su corazón gritaba cada vez que parecía estar por derrumbarse.   

A sus 15 años se convierte en una madre precoz, pensando que su vida mejoraría con un hombre a su lado, tal y como se lo inculcaron; sin embargo, se da cuenta de lo inestable que es su matrimonio y decide separarse. Al pasar los años conoce a un hombre llamado Francisco Antonio y juntos se enfrentaron a las adversidades de la vida y hasta su último aliento, ella lo amó con toda su alma. 

Tras años de confrontar problemas económicos deciden vender lo poco con lo que contaban hasta ese momento y dejar atrás la tierra que los vio nacer, emprendieron un viaje en búsqueda de mejorar su situación, logrando llegar hasta la provincia de Colón. 

Años más tarde, es diagnosticada con una enfermedad crónica, diabetes, y es entonces cuando su hermano Chilo decide irse a vivir con ella y servirle de compañía. Fue gratificante para ella contar con el apoyo de su hermano en momentos difíciles, pero lastimosamente este empieza a enfermar y es diagnosticado con cáncer de piel, una prueba más para la vida de Evangelia.  

Mientras la diabetes se apoderaba de ella, el cáncer hacía lo mismo con su querido hermano Chilo, y a pesar de las peripecias que conllevan ambas enfermedades, nunca perdieron ese amor y la unión familiar. Ambos decidieron luchar por sus vidas, pero el cáncer gana la batalla dejando con mucha tristeza y dolor la vida de Evangelia por la pérdida de su querido hermano. Los años pasaron mientras que la vida de Evangelia parecía estar pausada y cada vez surgían nuevos problemas, cicatrices mentales y físicas que solo empeoraban su salud; la diabetes, la hipertensión y las lagunas mentales se fueron complicando y es diagnosticada también con cáncer de piel, como su hermano.  

 A mediados del año 2020 su hermana fallece, otro golpe más para la vida de ella, pero como solía decir: “El dolor no es nada comparado con el amor que les tengo”. Esas palabras que salían de lo más profundo de su corazón la llenaban de fuerzas para seguir disfrutando a sus hijos y nietos.

Luego de hermosos recuerdos que abundan en mi memoria, momentos felices llenos de paz, su alma comienza a agonizar dejándola vulnerable, tiempo después ella libera su adolorida alma que finalmente consigue la paz hacía los brazos del Señor. 

En la actualidad se sigue recordando como un claro ejemplo de que nunca en la vida debemos dejarnos vencer por las adversidades. Vivamos una vida digna y “nunca dejemos de inspirar”.  

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Comentarios

  1. Felicidades por tu crónica, Vanessa (de las mejores que he revisado hasta ahora). No solo es bueno el tema de visión positiva, sino también la forma en que vas contando todo.

    Lo único que te aconsejaría mejorar sería la parte cuando a Evangelia se le diagnostica cáncer.

    No das muchos detalles. Solo dices: “Esto la lleva a sufrir una enorme recaída que le deja agonizante y en un momento de su vida la hace dudar de su fe”.

    Seguramente el lector quisiera saber un poco más cómo fue ese momento cuando recibe la noticia del cáncer.

    Hasta ese punto, Evangelia ha sido muy positiva en la vida, pero llega su momento de flaqueza y puedes sacarle provecho, contando un poquito más de ese momento gris. La idea no es victimizarla, sino mostrarla como humana, con flaquezas, pero también con ánimo para seguir adelante (que es el mensaje de tu crónica).

    Aunque luego puedes pasar a la parte cuando recibe todo el apoyo de su familia para seguir adelante.

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