Roxana Álvarez es una madre soltera que lucha por sacar adelante a sus tres hijos. Ella sabe aprovechar cada oportunidad que la vida le ofrece para poder superarse.

Vino al mundo en 1990. Para ser más preciso, nació en Tegucigalpa. Creció junto a sus padres y hermanos menores en una casa de madera. Aunque vivían en extrema pobreza, eran ricos en amor.

En el 2007, a Roxana se le ocurrió seleccionar objetos reciclables con los que confeccionó hermosos adornos para el hogar, que luego vendió. Este resultado de su ingenio le sirvió para ayudar a sus padres a enfrentar la precaria situación por la que pasaban.

Constantemente enfrentaba condiciones complicadas al momento de recolectar los objetos, pues había personas que peleaban por la misma mercancía que ella. Entonces, tuvo que recorrer las calles, mercados y basureros de distintas colonias buscando esos objetos que le permitirían subsistir; además, era un trabajo que beneficiaba al medio ambiente. Aunque Roxana vivía atemorizada por la competencia a la que se enfrentaba a diario en las calles de su ciudad, tenía la visión clara de que nada la iba a detener.

En ocasiones lloraba, pero nada la hacía parar de trabajar y crear. Ella pensaba en su familia y en aquella olla de arroz sancochado que muchas veces era lo único que tenían para comer, aunque había momentos en que no quedaba más remedio que sobarse la barriga.

Roxana siempre tuvo una visión positiva sobre su futuro. Pensaba que sí podía triunfar. Le gustaba recordar de dónde venía para saber hacia dónde quería llegar. Poco a poco se fue acercando a personas que veían su gran potencial, su gran entusiasmo de poder superarse y optar a mejores oportunidades de trabajo para sacar adelante a los suyos.

Su gran sueño era ayudar a los niños y a los adolescentes necesitados para que todos puedan alcanzar una mejor calidad de vida. En una tarde del año 2010 recibió una agradable sorpresa, había sido elegida para estar al frente de una organización que apoya a jóvenes que desean superar las adversidades. Lo que desde pequeña anheló se estaba cumpliendo y tenía la oportunidad de viajar y conocer lugares que nunca imaginó.

Es una mujer de Dios, que se ha levantado del polvo hacia lugares de honra. Por su entrega se ha convertido en un baluarte dentro de su comunidad y es grande el legado que le ha brindado a la sociedad.

Es capaz de relacionarse con personas de diferentes clases sociales. De cada quien aprende algo diferente. Ama a la gente no por su riqueza o pobreza sino por su calidad humana. Sabe cómo afrontar cada situación y cada reto. La clave de todos sus éxitos radica en que es una mujer de mucha fe y con la firme convicción de superarse en todo momento.

Desde muy niña descubrió su vocación de ser un pilar para otros, empezando por su familia con la que superó las necesidades más extremas. El amor incondicional ha sido su impulso para luchar y poder cumplir sus deseos.

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