Es el 9 de enero de 2022 y la mañana en la Avenida de Los Mártires es tan silenciosa que ensordece. Se percibe una mezcla de tristeza y melancolía, y el sonido de los árboles moviéndose junto con la brisa del viento crean una melodía fúnebre. Es como si la naturaleza supiera bien lo que sucedió exactamente aquí hace 58 años.
Camino con mi mamá cerca del monumento a Los Mártires. Como ya era costumbre me preguntó si sabía qué se conmemoraba ese día, y aunque al ver la estatua no era difícil responderle, me quedé callada. Admiré el monumento que se encontraba situado al frente mío. Mi mamá hizo lo mismo.
El 9 de enero de 1964 unos 200 estudiantes del Instituto Nacional marcharon de forma pacífica al Balboa High School, que se ubica muy cerca de Albrook, portando la bandera nacional. Su objetivo era hacer que se cumpliera lo acordado entre el presidente panameño Roberto Chiari y el estadounidense John F. Kennedy tiempo atrás: que la bandera panameña fuera izada junto con la estadounidense. Pero este acuerdo fue ignorado por los estudiantes del Balboa High y los zoneítas, como se les llamaba a los estadounidenses nacidos en la Zona del Canal.
Cuando los institutores estaban cerca del Balboa High los interceptaron policías de la Zona del Canal y una multitud de estudiantes estadounidenses y sus respectivas familias. Por este motivo, y tras negociar con los policías, seis estudiantes panameños lograron avanzar a la escuela gringa.
Intentaron izar la bandera de Panamá, pero fueron cruelmente abucheados y agredidos con insultos, los zoneítas los rodearon cantando el himno de Estados Unidos y la policía los protegió. Quisieron expulsar a esos mismos muchachos que ahora veo en este monumento, y desgarraron nuestra bandera.
Los estudiantes volvieron a la Avenida de Los Mártires -llamada en ese momento 4 de Julio- y cuando la noticia corrió por toda la ciudad la multitud llegó y hubo enfrentamientos e intervino el ejército estadounidense con gases. Pero los panameños no cedían: querían ver la bandera ondear. Todo eso ocurrió en el mismo lugar en el que ahora estoy con mi mamá. Todos los muros de la vía recuerdan ese día.
Mientras mi madre me relataba aquello me sentía exaltada. No podía creer cuánto era el amor que estos jóvenes sentían por nuestra nación, me sentía tan pequeña ante esto.
Es en este momento, el de la agresión, cuando el presidente Chiari rompe relaciones con Estados Unidos. “Por eso se le conoce como el presidente de la dignidad”, por lo que se atrevió a hacer”, dijo ella.
Con la piel chinita analizo mi alrededor, veo columnas con placas y nombres grabados en ellas, mientras mi mamá continúa: 22 personas murieron y hubo más de 550 heridos. Ella mira cada placa y con tristeza entiendo que llevan el nombre de los muertos en batalla. Algo en mi estómago se retuerce. Esta historia me duele. Gracias a ellos ahora el Canal nos pertenece, gracias a ellos ahora nosotros podemos sentirnos libres en cada rincón de nuestra tierra.