La mujer que convierte lágrimas en sonrisas

Una mujer sabia, de pelo castaño, fuerte, valiente y decidida. Hija de Lidia García y José Hernández de la Torre. Madre de tres niños y esposa de Carlos Pellas. Ella tiene una misión, cuidar y ayudar a todos los niños que han sufrido de quemaduras, apoyarlos en el proceso y llevarlos de la mano. Ella, es la mujer que convierte lágrimas en sonrisas. Ella es Vivian Pellas fundadora de APROQUEN (Pro Niños Quemados de Nicaragua). Vivian ha pasado por mucho sufrimiento a lo largo de su vida. Pero, ¿Cuál es el inicio de esta historia?

Nació el 4 de marzo de 1964, en la Habana, Cuba. Vivian tuvo una infancia feliz, llena de risas y bailes. Eso hasta la invasión cubana. Con tan sólo 7 años, Vivian tuvo que escapar junto a sus padres hacia Nicaragua. Desde ese momento, Vivian no volvió a bailar hasta hace mucho tiempo.

Estudió en el Colegio Americano Nicaragüense y terminó sus estudios en Miami, Estados Unidos. Vivian ahora es filántropa. Descubrió el amor a primera vista (Así es como ella lo describe en su libro) con el joven Carlos Pellas, y se casaron en 1976. Tuvieron tres hijos: Carlos, Eduardo y Vivian Vanessa.

La vida de Vivian vida era muy pacífica. Todo era perfecto. Eso hasta que se le presentó el mayor reto de su vida; el accidente aéreo del 21 de octubre de 1989 cuando ella tan sólo tenía 25 años.

Tanto Vivian como su esposo esperaban que sería un viaje sereno. Esperaban llegar sanos y salvos a su destino, Miami, pero ese no fue el caso. Terminaron siendo víctimas de uno de los accidentes aéreos más devastadores de la historia Centroamericana, el Boeing en el que Vivian y su esposo viajaban terminó estrellando con el cerro Hula, causando que de 135 personas solo sobrevivieran 11. Por suerte, tanto ella como su esposo lograron sobrevivir.

No pudo estar consciente hasta que llegaron al hospital. Se veía rodeada de personas mayores y en mal estado; siendo tan joven se preguntó: “¿Por qué a mí?” No entendía por qué el destino la había escogido a ella, ¿Por qué a mí? Se seguía preguntando con su rostro deformado por las quemaduras. “¿Por qué a mí?” le seguía exigiendo una respuesta a su destino, ahogada en sus propias lágrimas. Hasta que lo entendió, y entre balbuceos le dijo a su padre “Voy a hacer un hospital para niños quemados”.

La recuperación no fue fácil, Vivian no estaba segura de que pasaría con ella, qué le deparaba el futuro. Se sentía confundida y atrapada, pero su fe en Dios la ayudó a seguir adelante.

El hospital fue fundado en mayo de 2004. Hoy en día, el Hospital Vivian Pellas ha sido un éxito con más de 600,000 servicios de salud y con más de 300,000 sesiones de rehabilitación para los niños.

“No hay imposibles para un corazón decidido” Narra Vivian en su libro, “nuestros sueños se convierten en realidad cuando tenemos el valor de luchar por ellos.”

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