Charagre, un paraíso desconocido en Bocas del Toro

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Mi corazón latía sin parar. Mis manos sudaban y un cosquilleo en mi estómago reflejaba mi estado de ansiedad. 

Por dos años había esperado este viaje, fueron muchos meses de confinamiento por la pandemia, así que añoraba regresar a uno de los lugares más bonitos que he conocido: Bocas del Toro. 

Esta provincia está ubicada en la región occidental de nuestro país y posee una rica herencia cultural debido a la influencia caribeña e indígena. 

Bocas es conocida por muchos como la tierra del cacao y del oro verde, el plátano. Sin embargo, pese a toda su belleza natural esta provincia ocupa el cuarto lugar entre las regiones más pobres del país, con un índice de pobreza de 44,6%.

Luego de diez horas de un viaje agotador llegué con mis padres y mi abuela a Changuinola. Fue muy poco lo que dormí: el canto de los pajaritos me hizo despertar muy temprano. Luego de desayunar nos fuimos a Charagre. 

Al llegar al pueblo aprecié todo el escenario: sentía la brisa moviendo mi cabello, a lo lejos un hermoso rosal, en él un lindo colibrí se acicalaba; miré nuevamente y el intenso verdor del bosque me impresionó. Me puse unas botas de caucho y comenzó la aventura.  

Mi abuela nació y creció en Charagre, es mi heroína y estoy muy orgullosa de ella, ya que migró a la capital cuando era una adolescente en busca de mejores oportunidades de vida. Hoy es una profesional, una mujer exitosa y valiente. Fue nuestra guía durante el trayecto. 

Mi Abita, como cariñosamente le llamo, nos contó que esas tierras han pertenecido a nuestra familia por décadas.  Mientras caminábamos —yo luchando contra el cansancio, claro está— me contó que cuando eran niños ella y sus hermanos caminaban esos largos senderos sin zapatos. 

 —Aunque no lo creas éramos muy felices, esas experiencias nos hicieron fuertes —dijo al ver mi cara de impresión.

Seguimos caminando y quedé impactada con todo lo que encontré: vi tucanes, perezosos y mariposas, además de una variada vegetación, orquídeas y árboles como el laurel, cedro y plátano. 

Finalizamos nuestra visita en el área de las plantaciones. Allí nos encontramos a Genaro, un joven de la comarca Ngäbe Buglé que trabaja en la finca hace algunos años, y quien nos explicó el proceso de cultivo del cacao, desde la recolección, secado, tostado y molido del grano hasta la preparación del chocolate artesanal. Mi abuela me ofreció un poco y ¡sorpresa! Su sabor era agridulce, muy diferente al chocolate tradicional.

Empezó a oscurecer y mi abuela anunció que volveríamos a casa, había sido un día genial.  Charagre es un paraíso desconocido por muchos, un lugar maravilloso.