Una aventura entre piscinas y reptiles
Era 10 de junio y estaba ansioso por las vacaciones. Tiempo atrás habíamos planeado para esta fecha visitar un lugar llamado Ibiza, y me emocionaba la idea no solo porque iríamos allí, sino también porque estaría en compañía de mi familia y amigos. En ese viaje me acompañaba mi hermana, mi cuñado, mi mejor amigo y mi mejor amiga.
La partida sería desde la escuela. Tomamos un bus de la ruta Panamá-Santiago, y el sábado, 11 de junio, a las siete y media de la mañana salimos hacia Río Hato, con destino a Ibiza.
Al llegar lo primero que vimos fueron unas largas piscinas que se ajustaban al diseño de las villas. Cuando terminamos de bajar las maletas del auto nos preparamos para disfrutar en el agua. Estuvimos todo el día allí jugando, divirtiéndonos y comiendo.
Para el día siguiente hicimos un plan de ir al supermercado a comprar y luego viajar hacia El Valle de Antón. Allá estuvimos en el zoológico y fuimos también a un serpentario. Me sorprendí al ver la cantidad de especies de serpientes y otros reptiles. En ese lugar aprendimos cómo tratar la mordida de una culebra, cuáles son venenosas y cuáles no. También conocimos sobre los alacranes y qué hacer en caso de picaduras.
En el zoológico me gustó recordar que unos años atrás en ese mismo sitio nos habíamos tomado una foto mi mejor amigo, mi hermana y yo. Así que decidimos volver para plasmar un antes y después.
Luego regresamos a Ibiza. Conocimos a unas personas muy amables, convivimos con ellas hasta que nos cayó un fuerte aguacero. Pero ni con la lluvia queríamos salir de la piscina, aunque al final tocó hacerlo porque le tengo miedo a los rayos y no quería estar allí si alguno impactaba.
Mi cuñado se quedó hablando con los otros huéspedes y entró alrededor de las diez de la noche. Más tarde mi mejor amigo y yo decidimos regresar a la piscina, los demás también se animaron a seguirnos, excepto mi hermana. Allí estuvimos hablando hasta la medianoche, porque las piscinas son veinticuatro horas, pero nos venció el cansancio por la larga jornada y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente era lunes, el fin de nuestra estadía. Teníamos hasta las cinco de la tarde para retirarnos, así que seguimos disfrutando de la alberca, al máximo.
Este fue uno de los mejores viajes junto a mi familia. Al salir de Ibiza nos dirigimos a la ciudad de Santiago. Ya en casa, después de reposar un poco, nos pusimos a bajar el equipaje mientras revivía en mi mente uno a uno los recuerdos de esta aventura.