Cuando pensamos en grandes científicos de la historia, nos vienen a la memoria nombres como Einstein o Newton. Pero ¿qué hay de las mujeres?

Personalmente, me apasionan las ciencias, pues siento que tienen una gran belleza. Me llaman mucho la atención los temas sobre física, química y biología. Cuando reviso libros sobre estas temáticas siempre llego a la conclusión de que hace falta visibilizar aún más a las damas científicas, para inspirar a niñas y jóvenes, como yo, en estos campos.

Una de las mujeres de ciencia que me inspira mucho es Marie Curie (1867-1934), física y química polaca nacionalizada francesa, considerada la madre de la física moderna.

Pionera en el cambio de la radioactividad, fue la primera y única dama en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades científicas: Física y Química. También fue la primera en ocupar el puesto de profesora en la Universidad de París.

Junto a su esposo, el científico Pierre Curie, llevaron a cabo investigaciones y descubrieron dos nuevos elementos que cambiaron el curso de la humanidad: el polonio y el radio.

Lograr un sitial en la ciencia no fue fácil para ella, pues vivió en una época marcada por el machismo. Pero ella perseveró contra todos los pronósticos y triunfó. Según la revista National Geographic, la dama estudió en una institución clandestina, ya que a las mujeres no se les permitía el acceso a la Universidad de Varsovia, donde habitaba en su juventud. Para 1890, con ayuda de su hermana Bronya, pudo acceder a la Universidad de París, donde cursó física, química y matemáticas.

Curie creó, con ayuda de sus dos hijas, los primeros centros radiológicos portátiles para uso militar durante la Primera Guerra Mundial, trabajo que le valió la Medalla de la Cruz Roja Francesa. Después fundó el Instituto Curie, para la investigación médica, que hoy sigue siendo uno de los más importantes.

Tanto su vocación por la ciencia como su compromiso por la libre cooperación entre científicos de todas las naciones hacen de ella el mejor ejemplo de una mujer científica.

Así como Marie Curie encontró sentido a su existencia a través de su amor por la ciencia, yo también lo hago, por eso me identifico plenamente con ella. Mi pasión por las diferentes ramas de las ciencias naturales le da un motivo a mi vida, el deseo de descubrir algo para beneficio de toda la humanidad.

Quiero dar un consejo a todos aquellos jóvenes que ahora me leen: nunca abandonen sus sueños, en la vida puede haber muchos problemas o dificultades, pero lo importante es persistir. Como decía Curie: “Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo”.

Personalmente, he tenido muchos quebrantos de salud, a veces he pensado en rendirme, pero mi mamá siempre me dice que siga adelante, que la vida continúa y hay que disfrutarla. Con todas sus frases ella me ha hecho reflexionar. Ahora quiero triunfar y ser una profesional para motivar a otros a continuar, así como lo hizo Marie Curie. He aprendido que nada es fácil, sin embargo, debemos luchar por lograr nuestros sueños y cumplir todas las metas que nos propongamos.

Muchas veces me siento tan débil físicamente, veo a mis compañeras divertirse en la clase de Educación Física y me gustaría poder hacer lo mismo. La salud es un privilegio con el cual no todos podemos contar. Una voz en mi interior me alienta a no detenerme, y por eso he redactado este texto, con el deseo sublime de llegar a ser una mujer que inspire, tal como lo hace esta excepcional dama.