Marie Curie, pasión por la ciencia

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Marie Curie, pionera en el campo de la radioactividad, fue la primera persona en conseguir dos premios Nobel. Uno fue junto a su esposo, el científico Pierre, en la especialidad de Física, en 1903, lo cual la convirtió en la primera mujer en obtener este galardón; y otro de Química en 1911. Sus descubrimientos que marcaron el devenir de la humanidad fueron: el polonio (nombre en honor a su tierra natal, Polonia) y el radio y sus compuestos.

Inteligencia, rigor, voluntad, imaginación y pasión son cualidades que describen a esta científica, licenciada en Física y Matemáticas. Su pasión por la ciencia la impulsó para hacer sus grandes descubrimientos. «Era como un nuevo mundo abierto para mí, el mundo de la ciencia, que por fin se me permitió conocer en toda libertad», una de sus frases más reveladoras de su avance en un mundo patriarcal.

Otro de sus logros fue ser la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en la Universidad de París, y por sus méritos fue la primera en recibir sepultura con honores en el Panteón de la capital francesa.

Marie nunca tomó las suficientes precauciones contra los elementos que manejaba en su laboratorio: esos mismos que estudió le causaron la muerte, el 4 de julio de 1934, por una anemia aplásica.

Como cualquier otro ser humano, la científica sufrió. Ella confesó que antes de su fama padeció una profunda depresión por la que pasó horas llorando a escondidas sin ganas de hablar con nadie; pero, a pesar de sus problemas, nos dejó frases memorables: «No hay que temer a nada en la vida, sólo tratar de comprender” o “Cuanto más viejo te vuelves, más sientes que debes disfrutar el presente; es un regalo precioso, comparable a un estado de gracia».

Destinó gran parte del dinero de su primer premio Nobel a sus amigos, familiares, estudiantes e investigadores asociados, incluso Albert Einstein comentó que probablemente Marie Curie fue la única científica que no se corrompió por la fama.

Marie, nacionalizada francesa, se casó el 26 de julio de 1895 con el profesor y físico Pierre Curie. De este matrimonio nacieron dos hijas, la primera Irène Joliot Curie, física, química y política nominada a un Premio Nobel; la segunda, Denise Curie, quien fue escritora, en Francia.

Una conexión que siento con Marie Curie es el amor y la pasión que ella siempre mostró por la ciencia, algo que me llama mucho la atención. Cada ser humano tiene su momento y su habilidad para algo en específico, aunque tal vez nunca espera que esto llegue a cambiar el rumbo de la historia o trascender en la humanidad. Cada ser humano ha sido traído a este mundo para una función particular y lo único que necesita es trabajar, perseverar y esperar, pues en su tiempo llegará la oportunidad de demostrar para qué está hecho, tal como hizo la excepcional Madame Curie.