Marie Curie, una mujer sin límites
Recuerdo las largas charlas que tenía con mi padrastro los fines de semana, después de comer y habernos relajado, acerca de cualquier tema que nos interesara. De lo que más solíamos hablar era acerca de la ciencia y de sus figuras más destacadas. Una de las que más me atrajo fue Marie Curie.
Lo más seguro es que la conozcas o hayas escuchado de ella por los importantes logros a lo largo de su carrera. Como un interesado en el tema, puedo contarte un poco sobre quién fue esta gran mujer que revolucionó la química y la física, ganadora de dos Premios Nobel.
Marie Salomea Sktodowska-Curie nació en Varsovia, Polonia, el 7 de noviembre de 1867. Mejor conocida como Marie Curie, fue una física y química a quien, desde muy pequeña, su padre le inculcó disciplina, pasión por las ciencias y valores. Era la menor de cinco hermanos en una familia muy culta, pero de pocos recursos. Siendo aún muy niña, su hermana mayor y su madre fallecen de tuberculosis, y, si bien esto le afectaría gravemente, no fue lo suficientemente contundente como para derribarla, pues continuó siendo una excelente alumna, la mejor de su clase.
Finalmente, terminaría sus estudios básicos e intentaría hacer los superiores; sin embargo, debido al gran machismo de la época, en su país había una ley que impedía a las mujeres asistir a la universidad. Esto no detendría a Marie, cuyo sueño era estudiar en París, específicamente en La Sorbona. Así fue como ideó un plan: trabajar para costearle los estudios a su hermana Bronia, quien luego le retribuiría de la misma forma. Esta estrategia tuvo éxito y Marie obtuvo la licenciatura con la mejor nota en Física y la segunda mejor en Matemáticas.
Un día, a Marie Curie le dijeron que se reuniera con un científico de nombre Pierre Curie para que le ayudase en sus investigaciones. Lo que ella no esperaría jamás es que se terminarían enamorando y luego casándose, en 1895. Junto a su esposo hicieron una de las más grandes duplas de la historia de la ciencia, logrando hazañas importantes. Gracias a un aparato hecho por Pierre, Marie pudo investigar la piedra pechblenda a mayor detalle, notando ciertas particularidades que posteriormente le llevarían a encontrar un nuevo elemento llamado Polonio (nombre en honor a su país); además de hacer dos de las más grandes contribuciones a la historia de la ciencia: la radioactividad, un fenómeno atómico con muchos usos (uno de los cuales es encontrar nuevos elementos) y el posterior descubrimiento de otro elemento nuevo al que llamó Radio.
Debido a sus grandes éxitos científicos, Marie fue nominada, junto con su marido Pierre, al Premio Nobel de Física. En la ceremonia de entrega, ella fue totalmente ignorada y, ante esta situación, Pierre decidió no aceptar el galardón haciendo reconsiderar la decisión del comité del premio. Finalmente, Marie pudo recibir el galardón, convirtiéndose en la primera mujer en conseguir el Premio Nobel de Física.
Su marido murió en 1906, durante una noche de lluvia, al cruzar la calle, se resbaló y la rueda de un coche le atravesó el cráneo. El fallecimiento de su esposo deprimiría mucho a Marie, quien se refugiaría en su laboratorio. Tiempo después, encontraría en su primera hija Irene el sustituto de labor perfecto y junto a ella siguió realizando sus investigaciones. En 1911 obtuvo un segundo Premio Nobel en química debido al descubrimiento del Polonio y el Radio, convirtiéndose así en la primera persona en la historia en lograr tal hazaña.
Marie e Irene trabajaron durante la Primera Guerra Mundial tratando a los heridos en lo que se conocía como las pequeñas Curie, unas diminutas ambulancias equipadas con rayos X que permitían conocer la situación del paciente con más facilidad.
Marie Curie muere en 1934 a causa de una anemia aplásica, producto de una sobreexposición a la radioactividad. Como dato curioso, la científica dormía con una ampolla de sales de radio en la cabecera de la cama.
Puedo decir que Curie es una gran inspiración para todo aquel que conozca su historia, fue una mujer sin límites a quien no le importaron las creencias machistas de la época y decidió seguir sus sueños.
Además de darme otro deseo: viajar a París, Francia, y poder visitar el instituto Curie fundado por ella.