«Acepté el reto y me monté en el barco del aprendizaje» (Maribel Fong).
Maribel es el vivo ejemplo de que, cuando se quiere, se puede. Ella es de la generación denominada los baby boomers porque nació en el año 1962.
Tomó la actitud de una mujer valiente cuando la tecnología llegó a su vida de forma inesperada. Pasó por una ardua fase de adaptación al mundo digital. Hoy es toda una líder en su área de trabajo.
Su origen
Maribel es de la ciudad de Panamá. Sus padres son Domingo Fong y Gladys Meneses, quienes le inculcaron que los valores y el estudio deben ser primordiales en la vida para lograr el éxito. Ella lo comprobó a cabalidad.
Creció junto a sus hermanos Rafael, Maruja, Gladys, Lourdes y Raúl. Desde la niñez apoyó a su mamá siendo obediente y ayudando con los quehaceres del hogar. Cuidaba de sus hermanos, cocinaba y los orientaba con los trabajos escolares, mientras que su papá trabajaba como subgerente en una de las sucursales del almacén Gran Morrison.
Cursó su primaria en la Escuela María Ossa de Amador. Dentro de su timidez siempre se involucraba en las actividades de su plantel. Hacía murales y participaba en las ferias. Luego, realizó el primer ciclo en el Colegio José Antonio Remón Cantera y el segundo en el Richard Neumann, donde se graduó de bachiller en Comercio con Especialización en Contabilidad.
En primer ciclo no fue muy aventajada en los estudios porque todas las tareas las dejaba para la última hora, pero al pasar a segundo ciclo maduró.
Entre la familia y los sueños
Años después de graduarse de la escuela decidió casarse. Después se dio cuenta de que no fue la mejor decisión debido a que su pareja no la apoyaba para realizar su sueño de ir a la universidad. Tuvo cuatro hijos varones a los que les inculcó la importancia de la superación profesional a través del estudio.
Pasaron algunos años y se divorció. Fue una etapa difícil para ella y sus hijos, no obstante, renació el reto de llegar a ser una gran profesional. Como no tenía los medios económicos suficientes, pidió ayuda a su hermano mayor, quien estaba en una posición financiera mejor que ella. Así logró entrar a la universidad.
En la Universidad Santa María La Antigua obtuvo el título de Técnico en Banca. Continuó sus estudios obteniendo una licenciatura en Banca y Finanzas y una maestría en Recursos Humanos. No fue fácil, ya que cuando estaba en la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología tuvo un accidente vehicular. Esto la dejó incapacitada por un tiempo, pero gracias a Dios pudo salir adelante de ese tropiezo.
Ingresó en el Banco General, empresa que le abrió las puertas en el ámbito laboral, como recepcionista. Después de un año de aprendizaje, pasó al área de Plataforma como ejecutiva de Atención al Cliente, llevando a cabo aperturas de cuentas. Después pasó al departamento de Plazo Fijo, donde se desempeñó como supervisora. Avanzó y logró ser oficial de Operaciones, después pasó al campo operativo del banco hasta ocupar, por su experiencia, el cargo de gerente de sucursal.
Maribel, mi madrina, es un modelo de superación y, como ella manifiesta: «Rendirse no es una opción. Si nos superamos, cuando menos lo imaginamos, podemos lograr nuestros sueños; por consiguiente, siempre tenemos que esforzarnos y ser positivos para alcanzar una meta».
Ella recuerda que sus primeros años de trabajo los inició con un equipo tradicional, sin embargo, con la entrada del siglo XXI tuvo que adaptarse y aceptar los retos que imponían las nuevas tecnologías. Además, debió aprender a tener un equilibrio entre su ámbito laboral y el familiar.
En la actualidad sus funciones son liderar y formar a todo el equipo de trabajo, administrando y supervisando las acciones que ocurren en la sucursal. Todavía, con cuarenta años de servicio, se mantiene en constante aprendizaje. Ella sigue enfrentando los nuevos retos que se le presentan.