Pinceladas al corazón
Mi madre estaba sentada en el sofá una tarde cualquiera revisando su cuenta de Instagram. Mientras, yo me perdía haciendo algún dibujo. ¡Debía encontrar algo qué hacer! En tiempos de pandemia y confinamiento las actividades eran escasas. Pero en ese momento, ella me llamó para que me acercara y leyó una publicación que despertó su interés. El anuncio decía: “Clases de arte por Zoom, los miércoles, de 3:00 p. m. a 4:00 p. m.”. ¡Me llené de emoción! Yo aprovechaba cualquier oportunidad para crear. Buscaba inspiración a mi alrededor cada instante. A partir de febrero participé de ese encuentro que disfrutaba inexplicablemente, realizado por la Fundación Olga Sinclair.
Así encontré a quien se convirtió en mi referente: Olga Sinclair. Para una joven como yo es maravilloso tener a quien admirar. Lo considero un estímulo para mi desarrollo artístico, pues ilumina mi camino con pasos a seguir. Desde que tomé sus clases e indagué sobre ella, descubrí que tenemos mucho en común. Me cautivó todo lo que ha logrado con su talento, siendo panameña como yo. Desde temprana edad supo que el arte era a lo que quería dedicarse profesionalmente, y me sentí completamente identificada con ella.
En cuanto a su fundación, en el año 2010, una valiosa donación lo cambió todo. Olga recibió un edificio en el Casco Antiguo, que convirtió en la base de su organización.
Y todo obra en virtud de sus principios. En diversas ocasiones ha expresado que lo más importante en la vida es aportar algo a este mundo. En su caso, ella lo hace a través de los niños. Su fundación ayuda a promover el arte, no solo en la juventud panameña, también a nivel internacional. Desde hace más de una década ha logrado inspirar a miles, incluyéndome.
Cuando la pandemia golpeó al mundo provocando un confinamiento indefinido, Olga empezó las clases de arte digitales. Miles de niños se conectaban para crear e inspirarse. Cada miércoles yo agarraba mis pinceles y colores, preparaba un amplio espacio para trabajar y esperaba con ansias que me aceptaran en la reunión virtual.
Recuerdo vívidamente la clase del 14 de junio. El maestro dijo: “Haremos un paisaje usando técnicas de perspectiva y dándole vida con colores vibrantes”. Me inspiré, pinté una calle de adoquines repleta de edificios coloridos a un lado y árboles al otro. Al fondo, edificios cuya silueta se distorsiona por la lejanía; mientras que en los más cercanos se aprecia cada ladrillo, cada puerta, cada ventana… ¡Quedé atónita con el resultado! Aunque en cada lección realizaba obras únicas, esa es mi favorita. Para muchos niños sin nada que hacer y encerrados por prevención, estos encuentros en línea lo cambiaron todo.
La artista contó en una entrevista para el canal RT lo satisfactorio que era despertar cada mañana para encontrarse con montones de mensajes de padres agradecidos porque les dio a sus hijos la oportunidad, no sólo de recrearse y aprender, sino de crear bellas piezas, compartir y potenciar su desarrollo cultural. Aquellas jornadas fueron inolvidables para mí y todavía, cuando tengo la oportunidad, me uno a ellas.
Es una mujer que, con esfuerzo y dedicación, ha demostrado hacer lo posible para alcanzar lo que se propone. Cuando dijo en una entrevista “no puedes vivir sin arte” me conmovió mucho, pues el arte lo es todo para mí.
Indudablemente, Olga Sinclair ha dejado su huella logrando inspirar a muchos, pero en tiempos de la crisis sanitaria fue más allá. Con pinceladas de color llenó mi corazón.
TOMÉ – INDAGUÉ –
Casco ANTIGUO
-Es muy bueno saber que en medio de la compleja pandemia encontraste inspiración en una persona como Olga Sinclair. Seguro esta artista se sentirá muy complacida al conocer lo que provoca en la juventud.
-Me gustó mucho la sencillez, claridad y sinceridad con la que te expresas. Es poquito lo que debes potenciar porque es bastante bueno lo expresado:
*Trata de recordar la fecha en que descubrieron los cursos (aproximadamente) y la fecha en que iniciaste. Dar datos exactos de mesas, días, horas, hacen de nuestras crónicas relatos más humanos. También me gustaría conocer (que describas) los dibujos que hiciste, qué colores usaste, qué técnicas aprendiste. Quiero imaginarte pintando, usando tus artículos para pintar y acabando esa gran obra.
Gracias por tu trabajo.