Contaminación acústica, un enemigo desconocido
Camino a mi querido Instituto Nacional me percaté de la gran cantidad de contaminación que hay en nuestra ciudad. No solo se trata de la basura, sino de otro tipo de daño causado a nuestro planeta y salud emocional, y al cual no le prestamos la atención necesaria.
Es demasiada la destrucción del medioambiente del país, siento que hay pocos espacios donde podemos disfrutar del aire puro, del sonido de la naturaleza o el cielo despejado sin que algún cable eléctrico interfiera con la vista.
Resulta triste que algunas personas que viajan en las famosas ‘chivas’, vean afectada su audición porque a los conductores les gusta tener la música a un volumen tan exagerado, que no se escucha ni su propia voz; ellos mismos se perjudican y cuando un pasajero les llama la atención por el ruido que ocasionan, se molestan, los ignoran o les gritan: “Si tanto le molesta, entonces bájese”.
En las calles podemos escuchar también a los secretarios de buses, más conocidos como los ‘pavos’, gritar para atraer más clientes. Lo ideal sería emplear otras maneras para decir hacia dónde se dirigen, sin necesidad de hacer tanto escándalo. Estamos tan acostumbrados a este tipo de situaciones, que no les damos importancia, en lugar de buscar una solución, sin perjudicar a nadie.
Para las personas vivir cerca de corredores, autopistas o calles con congestionamiento vehicular puede significar una molestia diaria, ya que a toda hora escuchan todo tipo de bullicio, ocasionado por los autos, pero el problema no solo son los autos, sino camiones que generan contaminación sonora ensordecedora y que no dejan descansar apropiadamente a los que allí residen, ocasionando también insomnio.
Investigando un poco, quise averiguar ¿qué repercusiones tiene la contaminación sonora en la salud de cada ciudadano? Descubrí que hay personas de cuarenta años que llegan a tener una disminución en la audición y pueden compararse con una de sesenta. Además, estudios recientes han demostrado que muchas enfermedades que afectan al corazón como hipertensión, anginas de pecho, entre otras, están asociadas al exceso de ruido que altera las condiciones normales del ambiente.
Un factor perjudicial con el que lidiamos todos los días es que los conductores de camiones, tractores y de los buses llamados ‘diablos rojos’ hacen “espectáculos” con sus vehículos utilizando sus particulares y ruidosos frenos tipo ‘Jake Brake’. Abusan del uso de este freno, cuando solo lo deben emplear en momentos específicos.
Durante una reunión del proyecto #500Historias, la periodista Karen Bernal me comentó que en algún momento los pasajeros del diablo rojo reclamaban de forma jocosa: “¡Hey, chof, dale valor a mi cuara!”, para que le subiera más a la música durante el trayecto, pero ahora los tiempos han cambiado y es mejor decir: “Señor conductor, dele valor a mi audición”.