Todo con esfuerzo y dedicación

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No hay sueños que no se puedan lograr si confiamos en nosotros y, sobre todo, en Dios. Así piensa Adelaida Pascasios Santos, quien fue criada por sus padres dentro de una familia humilde compuesta por once hijos, siendo ella la menor de todos.

Durante sus años de primaria fue guiada por sus hermanas mayores, quienes expresaban su deseo de que Adelaida obtuviera lo que ellas lastimosamente no pudieron alcanzar: una escolaridad completa.

En el camino para elegir su profesión se le presentaron muchas dificultades; sin embargo, sus sacrificios valieron la pena porque alcanzó sus objetivos. A medida que transcurrían sus niveles de estudio supo que educarse fue la mejor decisión que tomó en su vida. Ejercer el arte de enseñar y aprender, esa era su vocación.

Hoy sus principales pilares son sus hijas: Jezareth y Sheraldine Camaño. Dos niñas estudiosas, amantes de la naturaleza y los animales, quienes han llenado de alegría la existencia de ella y la de su esposo Oriel Camaño, quien le ayuda a crear una armonía hogareña en la que no deja atrás a sus antepasados.

Aunque su labor como educadora requiere de mucha responsabilidad y dedicación, también cuida su papel como madre. Su oficio de maestra la lleva a entregar el 100% a sus estudiantes, pero al llegar a casa brinda la atención y el amor necesarios a toda su familia. Una muestra del cariño que irradia: sus sobrinos la describen como una persona destacada con su carismática sonrisa que contagia a todos, un ser humano lleno de positivismo y una enorme pasión por la vida.

Nacida el 6 de diciembre de 1985, es una mujer que ha enfrentado los retos siempre con la frente en alto. Logró ser maestra de primaria después de años de esfuerzo y dedicación. En la escuela Los Santos, ubicada en la comarca Ngäbe-Buglé, donde labora actualmente, pudo demostrar su entrega y compromiso por el aprendizaje. Al inicio, el plantel era de madera y bien pequeño, pero por su mente nunca pasó algún sentimiento de desánimo. Con su meta de que la educación llegue a todos los niños por igual, ha permanecido en este centro educativo por más de diez años.

Desde el inicio ha contribuido a renovar la estructura del plantel. Ahora la escuela cuenta con paredes de cemento, techos de zinc y es mucho más amplia. Esto le genera una gran felicidad porque ha logrado mejoras en este colegio con el apoyo de la comunidad del área. Cuenta que contribuir a moldear a sus estudiantes y generar un impacto en ellos, y ver los resultados día a día, es de las acciones más gratificantes en su labor formativa.

Cuando logre ayudar en otros aspectos al centro educativo donde enseña, aspira a ir a otro lugar después y poder seguir convirtiéndose en una fuente de inspiración para sus alumnos. Así, esta docente manda un mensaje a la juventud: “No dejarse llevar por el uso no adecuado de la tecnología y utilizarla como una ventaja de aprendizaje. Avanzar con grandes pasos, siempre enfocados en crecer y vivir dentro de los valores sociales”.