Gunas, voceros de la madre tierra

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Recuerdo que cuando era niño me gustaba viajar por mi país. Uno de los lugares que visitaba mucho era Guna Yala, o como solemos llamarlo, San Blas. Fui por primera vez en 2014 cuando tenía ocho años. 

Deseaba conocer más sobre los grupos indígenas que habitan nuestro Panamá, su pasado, sus tradiciones y cómo viven actualmente. ¿Podremos hacer que sus tradiciones sean conservadas para la eternidad?, me pregunto con frecuencia. 

Investigando acerca del tema, encontré que un grupo destacado que vivía en nuestras tierras fueron los cuevas, ubicados en el suroeste de Panamá. Abarcaban desde el río Indio hasta el río Atrato en Colombia, según se describe en el libro Historia general de Panamá, de Alfredo Castillero Calvo. Estaban repartidos en varios cacicazgos y también contaban con una lengua unificada. 

De acuerdo con la evidencia, esta etnia fue la más afectada por los conflictos con los españoles, ya que desapareció. De ella nos quedó la palabra Panamá, que se cree que es de origen cueva, de acuerdo con lo expresado en el Compendio de historia de Panamá, de Juan Bautista Sosa (1911). 

Después de su exterminio, los gunas repoblaron el territorio cueva en los siglos XVII y XVIII, explica Kathleen Romoli en Los de la lengua de cueva: los grupos indígenas del istmo oriental en la época de la conquista española (1987).

Estos últimos son uno de los grupos más reconocidos en nuestro país. Durante la unión a Colombia abogaron por la creación de una comarca y lo consiguieron, sin embargo, al declararse Panamá una república, el territorio guna fue dividido, quedando una parte en la región colombiana y otra del lado del naciente país.  

A inicios de la República se les forzó a abandonar sus atuendos. Esto provocó lo que se conoce como Revolución Dule, que fue el levantamiento del pueblo guna en el año de 1925, contra las autoridades panameñas, exigiendo respeto a sus tradiciones. Con esta batalla lograron la autonomía sobre su territorio y la creación de la comarca de San Blas, luego renombrada Guna Yala, narra Aresio Valiente López en La jurisdicción indígena en la legislación panameña. 

En la actualidad, los gunas cuentan con tres comarcas en nuestro país: Guna Yala, Madugandí y Wargandí, aunque también hay pequeñas comunidades en el vecino país de Colombia.

Los gunas, al igual que los demás grupos que habitan el Istmo, tienen una misma misión: proteger la madre tierra, como se cuenta en La lucha de los siete hermanos y su hermana Olowaili en defensa de la madre tierra: hacia la pervivencia cultural del pueblo kuna tule, escrito por Abadio Greem Stocel. 

Ellos tienen claro que sin nuestro planeta, perderíamos toda parte esencial de la vida. Los gunas, entre su estilo de vida, promueven la protección del ambiente. Varios de sus líderes han alzado su voz en contra de actividades humanas como la deforestación, el calentamiento global y la pérdida de la fauna nativa. 

Al contrario de hace décadas atrás cuando huyeron de tierra firme a las islas debido a las enfermedades y otras situaciones que los rodeaban, hoy hay comunidades de la comarca que deben reubicarse en territorio continental, esta vez porque el nivel del mar los amenaza. 

Los gunas son el grupo indígena más organizado de Panamá. De hecho, son un caso de estudio en el mundo, en cuanto a la defensa de su territorio y aprovechamiento de su riqueza cultural. Sus luchas los proyectan como las voces de la madre tierra, ya que buscan la protección de su entorno y ven a este planeta como su único hogar.