La primera vez que vi su retrato le pregunté a mi madre el nombre de la mujer en la pintura: «Es Frida Kahlo, una inspiración del arte”, respondió.

En ese momento empecé a investigar sobre ella. Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón fue una pintora que nació el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, México. La temática de sus obras gira en torno a su biografía y a lo que ella llamaba su «propio sufrimiento”. Es la autora de 150 obras, principalmente autorretratos, en las que dejó plasmadas las dificultades que tuvo en su vida. En México es considerada un ícono pop.

En 1993 dio a conocer sus pinturas en Francia gracias a una invitación de André Breton, quien afirmaba que su obra era «surrealista”. Aunque Kahlo solía decir que este término no era para ella: «Pensaron que era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté sueños. Pinté mi propia realidad”, aclaró a sus críticos, según el Museo de Arte Moderno.

Conocí sobre la triste historia de su accidente en el tranvía el 17 de septiembre de 1925; su columna vertebral quedó partida en tres partes, sufrió fracturas en sus costillas, clavícula y tres en el hueso pélvico. Este suceso le causó un dolor crónico e hizo que Frida llevara un corsé de yeso toda su vida. Atrapada en su cama, surgió su amor por la pintura, y realizó sus primeras obras mientras sufría las tormentosas recuperaciones.

Un dato curioso de esta artista es que, cuando era niña, luchó con un caso grave de polio que le dejó varias discapacidades. Según Frida, la enfermedad hizo que su pierna derecha fuera más delgada que la izquierda, por lo cual la cubría con sus largas faldas.

En 1929 contrajo matrimonio con Diego Rivera, aunque también sostuvo aventuras con otras personas de ambos sexos. Con su esposo compartió un vínculo creativo, odio, un divorcio en 1939 y luego de un año volvieron a contraer nupcias. Gracias a esta relación, Frida creó el “Autorretrato con collar de espinas y colibrí”, obra que llama mi atención por su significado, ya que el collar de espinas representa la corona de Cristo, mostrando la humillación y el sufrimiento que ella padeció. El colibrí es un símbolo del folclore mexicano que significa la suerte en el amor. El gato negro es un amuleto de mala suerte. El mono puede tener muchos contextos, pero para Kahlo era el amor que no recibía de su marido, también puede ser el hijo que nunca tuvo debido a su condición física.

Muchas de las obras reconocidas de Frida tienen inspiración en sus experiencias personales, bastante dolorosas, como su tormentoso matrimonio, abortos involuntarios y procedimientos médicos complejos. Sus retratos representaban toda esa tortura, tanto física como psicológica, que padecía la pintora.

La curiosa ropa que lucía esta creadora mexicana, y que podemos apreciar en muchas de sus obras, también la hacían auténtica. Según un artículo de CNN en Español, Kahlo mezcló intencionalmente la moda occidental con la vestimenta tradicional indígena para hacer una declaración política sobre identidad cultural, nacionalismo y feminismo.

Para muchos, Kahlo era una artista adelantada a su tiempo, pensamiento que comparto, pues era una visionaria e incluso una rebelde que revolucionó la cultura con sus pinturas. Evidenció que una obra expresa mucho y que su verdadera belleza no es el trazo, ni el color, sino su historia. Para mí Frida es un ejemplo, pues demostró que ni siquiera una incapacidad es impedimento para cumplir los sueños.