Una travesía por el frío Chiriquí
Partimos a las 5:30 a.m. Nuestro destino era el distrito de Tierras Altas, en la provincia de Chiriquí. El viaje iba a ser largo, de unas siete horas, por eso llevé un libro titulado «Atomics Habits«, que te enseña a crear pequeñas rutinas para conseguir grandes objetivos.
Nuestra primera parada fue en el distrito de David para comer pollo frito que, aunque poco saludable, disfruté demasiado. Retomamos la ruta, el paisaje era rural y muy bonito: observaba vacas, caballos y todo el entorno natural donde habitan estos animales.
Todo iba bien, pero al llegar al distrito de Bugaba, a eso de las 3:00 p. m., el carro tuvo un daño mecánico, y tardó en ser reparado tres horas y media. Superado eso, volvimos a retomar la ruta, pero ahora la vía estaba llena de curvas y precipicios. Al caer la noche, la neblina era tan espesa que impedía la visibilidad al conductor.
Sentí temor. Mo había vivido esta experiencia. Avanzar por tantos kilómetros de neblina era aterrador. Además, muy cerca de nosotros bajaban camiones y mulas de Tierras Altas a gran velocidad. Manejando con precaución llegamos a Cerro Punta, donde la temperatura se sentía muy baja. Alquilamos una cabaña de madera que servía para aislar el frío. Así que, ya calientitos, nos fuimos a descansar.
Al día siguiente, salimos a caminar, observamos lindas montañas cubiertas de sembradíos, y muy pequeñitos, a la distancia, se veían a personas trabajando allí. En un sitio cerca compré un helado de chocolate que disfruté mientras veía todo ese panorama y sentía la fresca brisa que arropa aquellos bellos parajes.
Ya casi por finalizar el paseo decidimos salir de Tierras Altas y llegar al distrito de Boquete, lugar hermoso que entrelaza naturaleza con aires de una pintoresca ciudad. Hay hospedajes, locales de comida y un ambiente increíble que atrae a turistas nacionales y extranjeros todo el año. Allí visitamos la Feria de Boquete, donde nos deleitamos observando flores de todos los colores, hasta esculturas florales en forma de animales. El clima era templado y agradable. Tuve el deseo de no querer regresar a casa, aunque me pareció frustrante que había aglomeración en varios sitios turísticos.
Luego de cenar en un local a orillas de la carretera, regresamos a la cabaña, a dormir con ese clima sabroso. A las 5:00 a. m., cuando hacía bastante frío, ya era momento de irnos. Pero no sin antes comprar algunas cosas en el camino. Paramos en unos cuantos lugares de legumbres, dulces y suvenires. Después de allí, solo quedaba el regreso, un retorno monótono. Escuchar música fue mi mejor opción de entretenimiento.
Me encantó la experiencia en Tierras Altas de Chiriquí. A pesar de lo ocurrido con el carro, disfruté estar en varios lugares de hermosos paisajes y agradable clima, que espero volver a visitar muy pronto.