Contra la marea
Muchos se dan a conocer a través del mar de las palabras. Como un portal, cada expresión permite descubrir a la persona detrás de los párrafos que nuestros ojos atraviesan. Fue por medio de sus letras que esta heroína decidió nadar contra la corriente social, poner en alto sus ideales y pudo mostrar que nada la detendría. Pero el destino no es tan bello como creemos; lamentablemente, la sociedad del siglo XX no estaba preparada para una mujer diferente, aguerrida, que se opuso a los estereotipos y terminó destrozada.
Desde temprana edad Yolanda Oreamuno se dio a conocer y quedo plasmada en la historia como la escritora pionera en exponer y rebelarse contra la situación de la mujer en la sociedad de Costa Rica. ¿Qué hora es? fue el ensayo donde por primera vez mostró, en una dura crítica, sus postulados y decidió alzarse para buscar su camino.
Pero a sus veinte años el destino le juega sucio y de la manera más desgarradora posible, su esposo, el diplomático chileno Jorge Molina Wood se suicida con un disparo en su sien tras padecer una enfermedad incurable, hecho que ella misma contó por medio del texto La ruta de su evasión: “Hace poco leí en un periódico que un amante, al dispararse en la sien un tiro, estando sobre las rodillas de su amada…”.
Un año después se vuelve a casar con el abogado costarricense Óscar Barahona Streber, con quien tiene a su único hijo, Sergio Barahona Oreamuno, en 1942. Ese mismo año acaba el matrimonio. Para su sufrimiento, pierde la posibilidad de criar a su hijo, ya que le fue arrebatado. Después de su divorcio la sociedad le mostró lo sucia y cruel que era, fue víctima de insultos e intentaron destrozarla.
Ella tuvo que exiliarse a sí misma, ya que el país que la vio crecer deseaba tornar en leyenda su historia y volver símbolos sus ideales, pero su objetivo no podría haberse cumplido. México le dio una oportunidad, un lugar donde seguir luchando por la mujer en la sociedad. También vivió en Guatemala, pasó un tiempo convaleciente en un hospital en Estados Unidos y falleció en México en casa de la poeta costarricense Eunice Odio. Aunque en 1961 sus restos mortales fueron trasladados a San José de Costa Rica.
La escritora vivió en una época regida por los desastrosos ideales machistas, donde la mujer debía ser mantenida y su rol era el de la crianza, donde era vista por debajo del hombro como un ser inferior; pero ella no permitió que la sociedad ahogara sus convicciones y jamás se dio por vencida, a pesar de que solo le mostraron odio e intentaron convertirla en esclava, con pensamientos ajenos a ella.
“No sabemos de nosotras mismas sino lo que el hombre no ha enseñado”, con estas palabras decide sublevarse y dejar un camino para reclamar una posición más justa, que las mujeres no tuvieran que fingir ser alguien que no eran y pudieran volar libremente sin reproches.
Yolanda es un ejemplo de esas valiosas mujeres que, a pesar de sus vivencias y que la sociedad trató de hundirla o incluso borrarla, decidió luchar sin darse por vencida, sin rendirse jamás. ¿Seríamos capaces de tener esa osadía que la precursora cultivó?