El 14 de junio de 2019 tuve la oportunidad de viajar a la Isla Coiba, una de las joyas naturales de Panamá, situada en el Pacífico, al sur de la provincia de Veraguas.

Para conocer este hermoso lugar viajé hasta Santa Catalina, playa reconocida por tener un oleaje perfecto para surfear. Turistas nacionales y extranjeros frecuentan el sitio por la conexión directa en lancha rápida al bellísimo Parque Nacional Coiba, donde se encuentra la isla. Allí llegué junto a mi familia y nos hospedamos en un hotel. Al día siguiente tomamos la excursión en bote por un costo de 60 dólares por persona, que incluía un equipo de esnórquel, guía local y agua para refrescarnos durante todo el viaje.

Cuando llegamos a nuestro destino, el guía señaló que Coiba es la isla más grande del archipiélago, ahí se encontraba la colonia penal que fue utilizada por el gobierno panameño durante los tiempos de la dictadura y que albergaba hasta 3000 prisioneros. Esto permitió que el paraíso ambiental se encontrara desolado y conservara sus recursos naturales. En 2004 la prisión fue demolida, y gracias a un movimiento ambientalista se logró el estatus legal para que la reserva natural fuese declarada parque nacional y al año siguiente Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Seguimos el recorrido y llegamos a un museo con información acerca de los animales terrestres y acuáticos que habitan la isla, como el pez marlín o pez vela, conocido por ser uno de los más veloces del mundo. Yo aprovechaba cada rincón para tomar fotos. Queríamos avanzar, pero se hizo de noche, así que volvimos al hotel. Además, teníamos que descansar porque al día siguiente bucearíamos.

Al amanecer nos dirigimos hacia la isla. Apenas llegamos, fuimos directamente a sumergirnos en el agua. Admirar ese mágico mundo lleno de colores, formas y animales tan peculiares fue una sensación de libertad y paz. No pude filmar allá abajo, sin embargo, la experiencia resultó única y provocó en mí reflexiones acerca del cambio climático. Y es que los efectos negativos de la crisis ambiental están afectando a miles de especies marinas, el aumento de la temperatura en el mar provoca el blanqueamiento y la pérdida de tejido de los arrecifes coralinos.

El viaje ya había terminado, pero quedé cautivado. Ver los asombrosos paisajes de nuestro territorio me hizo aprender a valorar nuestro medio y apegarme de forma emocional y consciente a los recursos naturales que necesitan de nuestra ayuda.

El Parque Nacional Coiba posee el arrecife coralino más extenso de Centroamérica, el cual provee alimento, protección costera e ingresos a las personas alrededor. Además, un cuarto de toda la vida marina depende de estos ecosistemas para obtener alimentos y refugio. Desde pequeños peces, como los moluscos, hasta especies más grandes, como la tortuga, al igual que aves acuáticas y un sinfín de animales más dependen de estas comunidades marinas tan frágiles, que podrían desaparecer en las próximas décadas debido al calentamiento global por la forma como que se utilizan los recursos naturales. Es por ello que el manejo sostenible de los arrecifes de coral y del ambiente es fundamental para construir un futuro habitable para todos.