Educación: una vía para preservar la naturaleza

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En un viaje que hice con mi familia hacia el interior, en el mes de abril, me detuve a observar cuántas personas tiran basura a la carretera desde sus autos, ya sea latas, frascos o cualquier tipo de plásticos. Es sorprendente saber que día a día crece más la población, al tiempo que se discute mucho sobre el cuidado del ambiente; sin embargo, pareciera que no existe conocimiento sobre las consecuencias de esta mala práctica.

En tan corto tiempo de mi trayecto hacia Ocú, provincia de Herrera, era imposible resolver ese mal que tanto nos afecta, pero a mi regreso a la ciudad, me hice el firme propósito de trabajar con la comunidad para sanar corazones y estimular la recolección de plástico y de envases reutilizables, antes de llegar a los ríos, y finalmente,  al mar; de lo contrario, esto seguirá ocasionando daños permanentes al medioambiente, haciendo que la naturaleza pierda su verdadero color, debido a los procesos de descomposición de los peces y sus predadores que han muerto, afectados por el vertimiento continuo y acelerado de los residuos.

Llegó el día del esperado encuentro, era una mañana muy soleada y, antes de que el sol comenzara a rajar piedras, me fui rapidito hasta la sala de conferencias del Instituto Nacional. Para no caer en regaños con los participantes de esta charla comunitaria y hacerla menos cansona, hice que los padres tuvieran participación junto con sus hijos, destacando que la buena educación no nace en las escuelas, sino en el hogar. De esta manera, fue más provechoso que los padres se comprometieran y enseñaran a sus hijos los buenos hábitos, a no contaminar el medioambiente ni permitir que continúen arrojando plásticos y papeles al piso, así como reciclar.

También hemos intercambiado con ellos experiencias en lugares mágicos y a la vez distantes, para hacerles entender de cómo en lugar de que sea común ver ríos contaminados, sea necesario convertirlos en sitios que ayuden al bienestar de la persona, eso traería consigo diversión para sus propios niños y, a la vez, reduciría el estrés diario de los padres. Tuve que acertar y “entrar por el hoyo de una aguja” buscando siempre la forma de trabajar con ellos de manera que les causara un efecto modificador en la conducta, que realmente nos lleve a una definitiva concienciación sobre la necesidad de conservar nuestro entorno.

Finalmente, abordé sobre uno de los medios que más se está empleando para llevar al público ideas ambientalistas: el cine. Les he explicado cómo este arte no solamente ha puesto en contacto al hombre con la naturaleza, sino que además ha sido y sigue siendo, el hilo en la lucha por la defensa del ambiente.

Además, desde su nacimiento, el cine ha sido el vehículo más poderoso de transmisión de conocimientos y de culturas, aportando a sus espectadores infinitas posibilidades de encuentro con paisajes y costumbres. Entonces, acercarnos a esos medios, podría ayudarnos a salvar a la naturaleza y a la propia especie humana.