Ganancia minera: ¿a qué costo?
Panamá, tierra de oportunidades y corazón del universo, con fauna fascinante y flora inigualable, bañada de ríos y rodeada de dos mares preciosos. Pero como en toda historia, la codicia y el egoísmo hacen daño a todos nuestros recursos naturales únicos.
Nuestro patrimonio natural siempre ha estado en la mira de muchas empresas extranjeras y nacionales para su explotación. Justamente, sitios web como www.cobrepanama.com describen al país como un territorio lleno de riquezas y de muchas oportunidades. En contraposición, el medio de comunicación Mongabay Latam deja ver que estas corporaciones que se benefician de las tierras parecen hacerse de la vista gorda en lo referente al daño ecológico que provocan sus actividades.
En nuestro país tenemos alrededor de 152 concesiones de extracción de materiales metálicos y no metálicos, tal como indica el periódico digital El Capital Financiero. En quince de estas hay extracción autorizada de metales preciosos y no preciosos.
El pueblo de Coclesito, fundado en el año 1970, es un lugar de gente trabajadora y amable, lleno de áreas verdes con árboles enormes. ¡Un paraíso ecológico! Cerca de este maravilloso sitio encontramos miles kilómetros de tierras maltratadas y deforestadas, según fue documentado por el Centro de Incidencia Ambiental (CIAM). La destrucción y explotación de estos bosques es preocupante, ya que es un área de alta biodiversidad y forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano.
La deforestación en la zona comenzó con la explotación de oro por la empresa panameña Petaquilla Gold y ha continuado con la extracción de cobre por parte de Minera Panamá, pues a lo largo de los años se han vendido y traspasado los derechos de las empresas afiliadas y concesionarias.
Otorgada a la sociedad Minera Petaquilla mediante el Contrato Ley No. 9 del 25 de febrero de 1997, la concesión para explotar los yacimientos minerales ubicados en el área de cerro Petaquilla abarca un área de 13 000 hectáreas, que equivale aproximadamente a sesenta veces el tamaño del distrito capital.
De esa cifra mencionada, según el estudio de impacto ambiental que cita es.mongabay.com, 5900 hectáreas es la cantidad exacta de afectación, de las cuales 5500 son de bosques tropicales de tierras bajas. Impresionantemente, 25 de estas hectáreas corresponden a grandes e importantes cuerpos de agua dulce como el río San Juan, el río Caimito y el río Petaquilla. De los dos últimos depende el pueblo de Coclesito.
En el año 2009 el CIAM demandó el contrato ley mencionado, logrando que la Corte Suprema de Justicia lo declarara inconstitucional. Luego de una rigurosa investigación se evidenciaron varias irregularidades en algunas normas ecológicas.
El 24 de septiembre del año 2018 la Corte falló a favor CIAM, por lo que la Minera Panamá tuvo que ajustar sus medidas de seguridad ambiental, como el manejo de residuos tóxicos que estaban afectando a los residentes cercanos.
Este impacto ecológico perjudicó las condiciones climáticas en el área. En noviembre del 2018, el calor era bastante elevado, lo cual incomodaba a los habitantes. Caían pocas lloviznas y además fueron desapareciendo los cultivos.
Aunque el fallo de la Corte Suprema de Justicia fue celebrado por los ambientalistas, los efectos de la actividad minera se siguen sintiendo. ¿A qué precio?