Una mujer que irradia luz en la oscuridad
Gissel Rodríguez es una mujer que vino al mundo sin la capacidad visual. A sus 41 años tiene una historia de lucha y perseverancia.
Al nacer fue diagnosticada con toxoplasmosis, una enfermedad que adquirió durante el embarazo de su mamá, causada por un gusano que transmiten los gatos. Desde entonces tuvo problemas en su vista, el globo ocular en sus ojos es demasiado pequeño y no es suficiente para generar visión. Ella no percibe nada de luz solar, no tiene idea de cómo es el resplandor ni los colores, nada.
A los cuatro años la ingresaron en el Centro de Educación Especial Melania Morales, en Nicaragua, donde aprendió a enfrentar las necesidades básicas de una niña con sus retos particulares. Ahí le enseñaron braille (lectura y escritura táctil pensada para personas con discapacidad visual). En ese centro de estudios cursó hasta el quinto grado.
Concluyó la primaria en un colegio público, pero se encontró con lo difícil de aprender sin el cuidado que recibía en el Melania Morales. Copiaba las clases en una máquina de escribir o bien las grababa y luego en su casa las pasaba en hojas para poder leerlas. Esto lo podía hacer solamente cuando los profesores dictaban las lecciones. Así siguió avanzando hasta llegar a la secundaria, con muchos obstáculos por la falta de atención personalizada; sin embargo, logró completar su bachillerato con éxito.
Vivía con su abuelita materna y no hubo sobreprotección por ser una persona ciega. Hacía todas las labores cotidianas del hogar, aprendió a cocinar con el apoyo de su hermana, quien le enseñó cómo calcular los porcentajes de los alimentos.
Ingresó a la Asociación de Ciegos Marisela Toledo, donde adquirió muchas destrezas. Una de ellas, desplazarse sola por las calles de la ciudad de Managua con su bastón y preguntando las direcciones a la gente. Siempre se ha destacado por ser una mujer emprendedora y logró ser nombrada como secretaria organizativa de esa asociación. Cuando tenía veinte años en este cargo, conoció a su primer esposo, también persona ciega, y tuvieron un niño. La relación no funcionó como esperaba, pero ella siguió adelante.
En su segundo matrimonio procreó otros tres hijos. Ya tenía conocimientos previos en preparar los alimentos, cambiar pañales, bañar a sus pequeños y vestirlos de manera correcta. Siempre pendiente de sus retoños, especialmente al dormir; los revisaba constantemente, como cualquier mamá. Le preocupaba que todo estuviera bien.
Estando en la organización de personas ciegas, aprendió juegos de mesa y logró ser Campeona Nacional de Ajedrez por dos años seguidos. Viajó a toda Centroamérica y a Brasil representando a Nicaragua, tanto en estas disciplinas como en congresos internacionales sobre políticas de inclusión.
No todo queda ahí. Porque también se desarrolló como capacitadora; ha dictado charlas de autoayuda y es protagonista de anuncios de televisión promoviendo la inclusión en la sociedad. A pesar de su limitación visual, se caracteriza por ser dinámica y perseverante; por ejemplo, en la actualidad cursa segundo año en la carrera de Derecho en la Universidad Ricardo Morales Avilés, en Managua, y comparte alegre que tiene muchas metas más que desea cumplir.