Paly

Author Diana Ramírez Mejicanos
Date 2022-10-28 15:53:08
Categories Colegio Boston de Guatemala

Déjame contarte una historia  pequeña, pero corpulenta. Es la de una mujer, quien  ha observado al mundo como un reto más. Pero no comencemos por el final; así que vamos al inicio, cuando  su cabello de bebé era con la forma de un pequeño champiñón, con el fuerte resplandor de un rayo del sol, tan rubia como el girasol que le sonreía cada mañana al cielo por un poco de calor.

Su llegada fue una sorpresa, pues su padre es un personaje de carácter fuerte y con un par de hijos más. Esta pequeña llegó al mundo de los García con un año y medio en la tierra. Todos sentían una fuerte emoción, pues sería ella quien ganaría el corazón del gran señor “Don Augusto”. Este fiel señor, quien acompañado de su gran mujer “Doña Güicha” serían los encargados de acogerla hasta los  amaneceres de sus 25 vueltas al sol.

Su querida nieta, que por un descuido terminaría como su nueva tarea, era tan dulce cual  flor resplandeciente en el verano; era la niña que todos se preguntaban de dónde venía.  Su abuelo,    Papa Augusto, sería quien se convertiría en su  adoración; era el personaje que más la consentía y amaba. Aunque algunas personas  le deseaba el mal.; sus demás nietos siempre buscaron algo más. ¿Qué se podía hacer si ese cariño era  incondicional? Ella era como una dulce estrellita.

Esta pequeña se estableció en la vida de todos aquellos que habitaban ese hogar:  su tía, “Doña Marina”,  la mayor de cuatro hermanos más, hermana de su papá, y  un par de tíos, que dejaban mucho que desear…  Doña Marina y su hija “Eica”, mi mamá, se convertirían en sus figuras maternas y Doña Güicha, quien para Paula siempre sería un ejemplo claro de fortaleza y de trabajo duro, era el pilar de toda la gran familia.

Paula era  inocente y lamentablemente algunos de sus familiares malintencionados le solían desear el mal. Muchos la envidiaban por el fuerte amor que su abuelo sentía por ella; claro que todos buscaban con mucho interés el bolsillo del abuelo…Su padre nunca fue un apoyo, pues la familia de él siempre se encargó de dejarla fuera, lo obligaban  a estar lejos  ella.

Así pasaron los años, con altibajos.  Dije antes que muchos no la querían, la despreciaban por ser la persona que dejó a su abuelo repleto de cariño; ella no buscaba regalos,  no buscaba dinero, solo guardaba amor y tal vez era eso que tanto odiaban, o puede ser por  lo que hasta la fecha ha logrado. Papa Augusto la adoraba, le encantaba pasar tiempo con ella y como recompensa darle dulces y presentes, que ella siempre guardaría en su corazón. Se encargaba de traerla de un lado para el otro y así fue hasta nombrarla como su paulita, su Paly… Su característico nombre voló por la mente de todos y fue así como se adhirió por completo a ella. Sus figuras maternas  se encariñaron de la misma manera que Papa Augusto,  las llamaba sus madres.

Mi mamá solía llevarla a donde fuera necesario; todos creían que era suya aquella pequeña. Más tarde se les unió  otra figura paterna Daniel, el esposo de Erica, mi papá, quien al principio miraba a Paly como un pequeño ser curioso, hasta que se ganó su corazón… Corrió un poco el tiempo y llegó Belén, la hija de Erica y Daniel, mi hermana. Paly y Belén crecieron y compartieron juntas como un par de hermanas

Lamentablemente llegó uno de los días más difíciles para la pequeña y para muchos de los García:  Papa Augusto falleció, la niña, de tan solo 10 años, vio partir al ser que adoraba. A sus familiares les dolió, pero a nadie como a ella;  vio partir a la persona que  caminaba a su lado cuando los demás la intentaban herir, quien le alejaba de las malas personas, quien la amaba como nadie .

¡Qué de sucesos los que se le comenzaron a presentar desde aquel día!… Fue así como pasaron los meses desde la muerte de Papa Augusto, año cuando nací;  mi mamá dejó de vivir con mis abuelitas;  Paly se quedó con ellas y con mi tío.

Paly creció y en su adolescencia hubo  atroces momentos;  es normal que los problemas vengan, pero es  duro recordar lo que a mi hermana le tocó atravesar. Al crecer, te haces consciente de los murmullos de los adultos;  a ella le tocó soportarlos. Crecimos juntas, en la casa que algún día perteneció a Papa Augusto y Mama Güicha; mi mamá debía irse; Belén y yo nos quedábamos  con nuestras abuelitas y  nuestra hermana Paly. Yo podía escuchar  todo lo que se hablaba, pero no comprendía lo que ella sufría.  Paly hablaba de los problemas como si no fueran importantes, pero  la lastimaban. ¡sí que me duele no haber hecho nada!

A pesar de toda las inmundicias, que hablaban,  mi querida hermana llegó al fin de un ciclo:  se graduó en el Colegio Boston  entre sudor,  lágrimas y dolor, pero lo logró y era tiempo de tomar la gran decisión. ¿Qué estudiaría en la Universidad? ¿Se iría a la ciudad? ¿Viviría con su padre y su gente? Bueno pues te digo la respuesta: Paly, tuvo varias ideas, pero había situaciones  que la detenían; sin embargo,  encontró su carrera, Psicología. Graduada  de la universidad Rafael Landívar, en la sede de Antigua Guatemala, aún viviendo con su familia, con nuestra familia. Con altibajos  pero fue así como Paula María García Gonzales se convirtió en Licenciada en Psicología clínica a la edad de 24 años, incentivando a personas para el cuidado de su salud mental.

¡Cómo no darle protagonismo a sucesos de la vida de Paly!   Es ella quien sigue brindando  ayuda a los demás, creando espacios para la atención de personas que buscan un apoyo psicológico y, especialmente, para niños. Es una persona que ha sido todo un placer tenerla a mi lado; esta es mi hermana y una gran mujer, que ha traído a este mundo una nueva oportunidad de salud mental, con metas bien definidas:   seguir estudiando para obtener maestrías que la sigan haciendo crecer como  profesional y seguir dándole a las personas la oportunidad de mejorar.

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