Entradas publicadas por

El feminismo propugna un cambio en las relaciones sociales que conduzca a la liberación de la mujer. Muchas mujeres estaban cansada  del abuso hacia ellas,  pero fue a finales del siglo XIII, cuando Guillermine de Bohemia planteo crear una iglesia solo para mujeres. Otras rescatan como parte de la lucha feminista a las predicadoras y brujas (ver brujas), pero es recién a mediados del siglo XIX cuando comienza la lucha organizada y colectiva. Las mujeres participaron en grandes acontecimientos históricos del siglo como el renacimiento. Es a partir del sufragismo cuando reivindican su autonomía.

La lucha de la mujer comienza a tener finalidades precisas a partir de la Revolución Francesa, ligada a la ideología igualitaria y racionalista del Iluminismo, y a las nuevas condiciones de trabajo surgidas a partir de la Revolución Industrial. Olimpia de Gouges, en su “Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana” (1791), afirma que los “derechos naturales de la mujer están limitados por la tiranía del hombre, situación que debe ser reformada según las leyes de la naturaleza y la razón”.

Olympe de Gouges es el seudónimo de Marie Gouze, escritora, dramaturga, panflestista y filósofa política francesa. Como otras feministas de su época, militó a favor de la abolición de la esclavitud.

En 1792 Mary Wollstonecraft escribe la “vindicación de los derechos de la mujer”, planteando demandas inusitadas para la época: igualdad de derechos civiles, políticos, laborales y educativos, y derecho al divorcio como libre decisión de las parte. En en siglo XIX, Flora Tristán vincula la reivindicaciones de la mujer con las luchas obreras. Publica dn 1842 La Unión Obrera, donde presenta el primer proyecto de una Internacional de trabajadores. Sobrina de un militar peruano, residió un tiempo en Perú, y su figura es reivindicada especialmente por el feminismo latinoamericano. En 1903 se crea la woman’s Social an Political Union, dirigida por Emmiline Pankhurst, organizo actos de sabotaje y manifestaciones violentas, propugnando la unión de las mujeres más allá de sus diferencias de clase. Declarada ilegal en 1913, sus integrantes fueron perseguidas y encarceladas.

Aunque hubo aportes esenciales por parte de Alexandra Kolontai, también el socialismo estaba teñido de una ideología patriarcal.

El feminismo actual es encontrar estrategias adecuadas para articular sus luchas con otros movimientos más amplios, de mujeres, derechos humanos, etc…, para impulsar las transformaciones que requiere la sociedad actual.

 

Todas estas mujeres y más han luchado año tras año contra el machismo y desigualdad de género. Aún en la actualidad se lucha contra esto, pero gracias a estas y más mujeres que lucharon contra ello en el pasado hoy en día tenemos derecho a votar, estudiar, trabajar y valernos por nosotras mismas. Es por eso que son mujeres admiradas y respetadas en la actualidad. Gracias a ellas que tuvieron la voluntad, fuerza, esperanza y agallas.

Hoy en día las mujeres son más fuertes, más valientes y no se callan. A pesar en que algunos países todavía este mucho el machismo, pero en algún momento también saldrán del machismo y capitalismo.

A diario sexualizan a las niñas, adolescentes y mujeres, viven con el temor de ser acosadas, secuestradas o violadas. A pesar de tener derechas, pareciera que en algunos casos no, ya que aún sigue el machismo y un hombre tiene más razón que una mujer. Todos los días las mujeres son más juzgadas que admiradas.

A pesar de todo lo malo que viven las mujeres, que vivimos. Nos reconocemos, admiramos y apoyamos entre nosotros.

Durante una mañana del mes de abril, llegué temprano a la escuela y pude ver a una familia de zarigüeyas: mamá y papá con tres crías corrían a toda prisa sobre los cables del tendido eléctrico que pasa por encima del portón de la entrada.

Estos mamíferos trepadores, de hocico alargado y pelaje gris muchas veces son despreciados por la gente; incluso algunos mueren atropellados en las carreteras.

Yo le puse nombre a la familia de mi escuela. La mamá se llama Lucy, y el papá, Lucio. Lucía, Lucho y Luchito, son los hijos, suponiendo que se trata de dos machos y una hembra.

Resulta que quince días después de que yo los descubriera, una de las crías se cayó del árbol. El maestro de VI grado la devolvió agarrándola de la cola. Momentos antes del rescate, la pobre mamá zarigüeya, en su desesperación, iba de árbol en árbol y emitía un sonido desgarrador, buscaba a su cría perdida. Me dio mucho dolor verla tan angustiada.

Las zarigüeyas son animales nocturnos; por lo tanto, es común verlos a las seis de la mañana yendo a su madriguera a dormir. Los de mi escuela parece que tienen sueño profundo o ya se acostumbraron a la bulla que hacemos, mucho más en la hora de recreo.

Me imagino que bajan de noche a cazar bichos y a alimentarse de restos de comida que dejamos en el plantel. Están gordos y hermosos. Mucha gente les tiene miedo por su parecido a las ratas, ya que al igual que ellas, tienen la cola pelada. A mí no me asustan, los veo como animales interesantes que cumplen con su función de controlar los insectos y plagas.

En mi escuela no solo hay una familia de zarigüeyas; también, una de ardillas, loros y pericos que conviven en armonía. No nos perturban. Es agradable verlos por la mañana.

A mediados de junio, a la mamá ardilla también se le cayeron sus tres crías. Estaban recién nacidas, se salieron del nido y no sabíamos cómo devolverlas. Por miedo a que la mamá ardilla las rechazara, una profesora decidió llevárselas para criarlas y en un futuro devolverlas a su hábitat.

A mis compañeros les gusta echarles alimentos a los animalitos. Ellos bajan de los árboles para comer felices. En mi colegio viven tranquilos porque nadie les hace daño. Precisamente, allí hay frondosos árboles de mangos y de otros tipos, los cuales sirven de hogar para muchas especies. Ojalá nunca los corten. 

Mi escuela es un pequeño bosque en plena ciudad, muchos de esos árboles tienen la edad del centro educativo, que en el 2023 cumplirá cincuenta años.

Palenque es un lugar con muchas palmeras, arena y playas; hogar de hermosa gente que camina descalza en el atardecer y se relaja debajo de los cocoteros. Es un pueblo pequeño, maravilloso y calmado del que hay mucho que contar.

El corregimiento se ubica geográficamente en el distrito de Santa Isabel, en la provincia de Colón. Para llegar se toma un bus de Colón en la Terminal de Transporte de Albrook. Luego se hace trasbordo en Sabanitas para tomar otro transporte de la ruta Costa Arriba.

En Palenque nacieron mi bisabuela, mi abuela y mi mamá. Mi madre me cuenta que ella jugó y disfrutó hasta su juventud por sus calles y playas. Los Joseph son una familia extensa, están por todas partes.

La abuela de mi mamá falleció en el año 2021. Todos fuimos al velorio. Conocí a muchos primos y tíos. La residencia de mi bisabuela estaba compuesta por dos casas grandes, una que servía de cocina y otra donde estaban los dormitorios. Esa era la forma en que se construían las viviendas de este pueblo en años anteriores. Después de la partida de mi bisabuela, mis tíos convirtieron las dos residencias en habitaciones.

He viajado muchas veces a mi pueblo costero. En el camino disfruto del paisaje natural, montañas, vacas y caballos. Además, solemos hacer una parada para visitar la iglesia donde mora el Cristo Negro, en Portobelo, que queda de paso. 

De ese famoso pueblo es la familia de mi padre, quizás por eso me gusta mucho. Cada vez que voy, me quedo con ganas de conocer más de la historia de este puerto, donde permanece viva la herencia afrocolonial.

No solo gozo de los paisajes de Costa Arriba y de Palenque, también me gustan sus tradiciones, sus bailes como el congo, que toda mi familia sabe interpretar. Se trata de una danza caracterizada por el meneo de las caderas, que representa la lucha de nuestros abuelos contra los españoles. Las mujeres usan una pollera colorida hecha con retazos de tela; mientras que los varones se visten con trapos y suelen verse sucios, pintan sus caras de negro y van descalzos al son del tambor.

Cuando nos reunimos en familia, además de bailar congo, disfrutamos de la comida tradicional de Palenque: arroz con coco, pollo bañado en coco, pan bon y ricas cocadas. Además, mi familia cuenta anécdotas, historias de terror y de los sucesos en el pueblo.

Papá mencionó que una vez le salió una bruja. Él y mi tío iban a otro pueblo, llamado Miramar, a hacer algunas compras. Según su relato, escucharon un bebé llorando por el camino, quisieron saber más y se acercaron, vieron que era un perro que los persiguió hasta la casa. Papá dice que el perro era una bruja.

Hay muchos relatos que se dicen en mi pueblo. Además del propio viaje, es fascinante escuchar los cuentos de mi familia, muchos de los cuales pasan de generación en generación como una tradición oral que hace parte de nuestra historia y de nuestra identidad.

Fernando sale treinta minutos después de la medianoche de su casa para emprender su viaje a Chiriquí. Por primera vez conocerá una provincia diferente a la de Panamá. Va con su padre, quien será su guía, pues él antes solía viajar mucho a ese lugar. 

Según el padre de Fernando, esa era la hora correcta de salir. Ponen una música relajante y conversan de temas triviales.

Fernando tiene mucho tiempo sin compartir con su padre porque este se la pasa trabajando. Solo son ellos dos. La madre del joven murió hace unos años, pero no hablan del tema. Fernando extraña a ambos.

Durante el viaje de 482 km y 7 h, Fernando se queda dormido. Al despertar había mucha neblina, su padre está prácticamente manejando a ciegas. Asustado, el joven propone detenerse, pero el hombre insiste en seguir, pues conoce el camino y ya falta poco para llegar al destino.

—Papá, hay mucha neblina, no se puede ver nada —reprocha el hijo.

—Yo sé el camino —responde el terco padre. 

—Recuerda que Chiriquí también es famoso por sus carreteras inseguras y de la muerte —dice el hijo angustiado.

—Lo sé, pero son personas que no conocen las calles, yo sí —dice con egocentrismo el padre.

— ¡Papá, detente! —dice con notable nerviosismo el hijo.

Por fin se detienen y bajan del auto. “¡Oh, Dios mío!”, exclamaron. Había un vacío y estuvieron a punto de caer en él. 

—Tenías razón —dice su padre.

—Son personas que no conocen las calles, yo sí —repite Fernando las palabras que escuchó minutos antes. 

—Sí, bueno, ya sé, debo tener cuidado —acepta el padre.

— ¡Qué bueno que lo sepa! —suspira el hijo.

—Vámonos.

Retoman el camino. Falta poco para que lleguen a su destino. Pasarán cuatro días en Chiriquí, donde conocerán varios lugares. 

El hostal es una pintoresca casa azul. La amplia habitación, ubicada en el segundo piso, tiene dos camas. Padre e hijo se acomodan para descansar de la ajetreada travesía.

A la mañana siguiente, los rayos del sol se posan en el rostro de Fernando y lo despiertan, este de inmediato se arrepiente de haber elegido ese lugar. Su padre llega con el desayuno, un típico menú de las tierras chiricanas: hojaldre, tortilla, chorizo frito, carimañola y jugo de naranja.

—Iremos al parque Cervantes caminando —comunica el padre, luego de la oración.

El papá de Fernando es la típica persona que hace un itinerario con horarios y actividades detalladas. Tiene todo meticulosamente ordenado y programado.

—Está bien —responde Fernando. Procede a bañarse y a arreglarse. Viste algo básico.

— ¿Ya estás listo? —pregunta el padre 

—Sí, solo me pongo perfume y nos vamos.

—Apúrate pues, o te dejo aquí —amenaza y camina hacia la puerta, preocupado por su plan del día.

Salen del hostal y emprenden marcha al famoso parque. Tiene una fuente (apagada) con una escultura central y hay iguanas grandes. 

Y así, entre risas, apuros y una estricta agenda transcurre el paseo. Al tercer día visitan Boquete. Van camino a un sendero para vivir una aventura en moto. La experiencia es extrema: pasan sobre puentes, ríos, lodo, rocas y otros terrenos. Fernando se cae de la moto y sigue feliz, reflexiona sobre qué sentido tendría la vida sin esos momentos cargados de adrenalina. 

—Tú madre estaría orgullosa de su valiente hijo —confiesa su padre con nostalgia. 

El paseo acaba, pero comienza otra etapa, pues Fernando se reencontró con la diversión y el otro lado de su padre. Ahora quiere seguir viviendo la linda experiencia de disfrutar junto a él.

A Ray desde muy niño le ha encantado la cultura hip hop. Hoy tiene dieciséis años. Desde el primer momento que escuchó música rap quedó enamorado. 

Él sabe que el hiphop tuvo sus orígenes en 1973, en el Bronx de Nueva York, con DJ Kool Herc, de origen jamaicano, quien creó el sonido break. Esta cultura incluye la música rap, los grafiteros, la particular vestimenta, entre otros elementos.

El género musical surge como una expresión de la cultura negra contra el racismo en Estados Unidos, factor que le llama la atención al joven Ray. Este estilo musical, que consiste en rimar a velocidad encima de una base rítmica, encierra cuatro elementos artísticos característicos: DJ, MC (maestro de ceremonias en español), break dance y grafiti. 

El maestro de ceremonias es el que interpreta la música rap. Esta nace con influencias del soul, el funk y los ritmos latinos. A través de una lírica fluida, los raperos expresan en sus letras el abuso social, su inconformismo y hacen una denuncia social.

Por su parte, el break dance es la manera en la que los que los b-boys bailan el rap. A lo largo de los años esta danza social ha ido evolucionando. Los jóvenes suelen retarse de forma individual o en grupo para demostrar su destreza en los pasos de baile. Se caracteriza por mantenerse en la pista con diferentes movimientos, según lo describe el periodista Alberto López en la versión web de El País.

Dentro del hiphop, Ray se inclina más por la música y la vestimenta. Quizás le ha llamado más la atención porque representa la cultura negra, y como descendiente de afroamericano se siente identificado.

Pero en Panamá la cultura hiphop no es bien vista, ya que la asocian con lo conocido como “gueto”, que en lenguaje coloquial son barrios populares con problemas sociales, y usualmente mantienen una marcada presencia de grupos delincuenciales. Por eso, se considera como algo de jóvenes rebeldes sin ley, que dañan las paredes de los edificios. Esto refleja que la mayoría de la población no comprende la historia y orígenes de este movimiento que hoy muchos jóvenes siguen.

Pero Ray sí sabe, y practica la cultura. Comprende que lo que dice la mayoría no es cierto y trata de orientar a personas que no conocen este estilo de vida.

En Panamá la cultura hiphop llegó en la década de los 90 con la música rap, que además trajo consigo la forma de vestir, la cual consistía en ropa deportiva de marcas reconocidas. También incluía el arte de tatuarse el cuerpo, el uso de prendas de oro con sus peculiares cadenas largas con diamantes (o imitaciones de llamativas piedras brillantes). Además, gracias a los grafiteros de esta cultura, actualmente vemos muchas paredes adornadas con este arte.

Ray vive en los suburbios de la ciudad de Panamá, estudia, es un buen chico a quien solo le encanta el hiphop. Se inclina más en la mezcla de sonidos. Piensa seguir promoviendo esta cultura en Panamá, que para él es la manera de hacer saber al mundo la lucha de las comunidades negras en nuestra sociedad actual. Y sueña con ser un gran DJ.

Carl es un chico de quince años que sabe diferenciar la existencia de vivir plenamente. Él trataba que los otros chicos entendieran ese detalle, pero le resultaban personas de mentes cerradas. Por lo menos hasta ese momento.

El joven intentaba marcar la diferencia, tanto en su escuela como en su comunidad; pero nadie le prestaba atención. A pesar de eso, seguía teniendo esa chispa y decía que jamás la perdería.

Una mañana en su colegio, Octavio Méndez Pereira, Carl se acercó a los salones para explicar a los estudiantes que todos podrían hacer un cambio en el planeta. 

—Esto se logrará si todos ponemos de nuestra parte —reflexionaba. 

Lamentablemente, nadie tomó en serio su propuesta, como siempre. Carl, sin rendirse, continuaba con sus ideas, y nadie podía sacarlas de su cabeza.

El chico vio una oportunidad que estaban brindando en la escuela: ser parte de la Asamblea Juvenil de Diputados, un programa que promueve la participación política de los adolescentes. Pensó que tal vez con esto todos en el país escucharían su voz, y así realizaría el cambio que tanto anhelaba.

Se inscribió, hizo sus propuestas y las comentó frente a todos los estudiantes del plantel. Su consejera, la profesora Elsy, siempre lo apoyaba, al igual que sus amigos cercanos Ana, Andrés, Lía y Keily.

Llegó el día de las votaciones internas. Primero se seleccionaba un presidente por escuela y luego era la competencia general. Carl fue el ganador del Octavio Méndez Pereira. Este triunfo era el reflejo de que ahora los estudiantes sí escucharon sus planteamientos, los cuales eran muy buenos.

A él le gustaba participar en todos los programas posibles, tanto caritativos, como sociales y escolares.

Luego de este primer triunfo, Carl conoció a los representantes de los demás colegios. Había chicos muy amables con ideas encaminadas en ayudar a muchas personas. Todos tuvieron que hacer alianzas con algún estudiante de otra escuela. Carl hizo su equipo con una chica llamada Isabel, de la Escuela de las Artes Diversificadas. Decidió apoyar sus propuestas, ya que tenían una en común: la mejora de las estructuras en las escuelas. De esta experiencia surgió una buena amistad.

Una semana después los aspirantes comenzaron sus campañas por los distintos centros educativos. Carl saludaba con efusividad a todo el mundo y generaba confianza en los alumnos. Esparcía esa chispa que lo caracteriza. 

Durante esa semana el joven líder participó en un programa llamado Juventud somos la fuerza, creado por el Ministerio de Desarrollo Social. Nunca imaginó vivir esta experiencia. Allí estuvo junto a chicos de los corregimientos de Betania, Pueblo Nuevo, Curundú y otros más. Se llevó a cabo en el cuadro de fútbol de Plaza Amador.

Por fin llegó el día de las votaciones generales, donde se eligieron a cinco diputados. Carl no quedó, pero estaba satisfecho del deber cumplido y seguía convencido de su misión de ayudar a mejorar el planeta.

Una persona puede hacer la diferencia, pero muchas hacen un cambio enorme. Si vives en el pasado, sufrirás depresión. Si vives el futuro, pasarás con ansiedad; pero si vives el presente, siempre estarás en paz.