Un tesoro patrimonial en Panamá Viejo
“¡Te destruyeron por purita envidia sabiendo que la más hermosa y rica tierra eras tú!”. (Robert Goodrich V.)
Es emocionante saber que en Panamá había tantas riquezas que incluso eran codiciadas por los piratas. No podía creer que todas esas ruinas fueron alguna vez una ciudad. A mi hermana y a mí nos encantaba trepar en los escombros y tratar de imaginar cómo hubiera sido estar en el momento en que todo pasó.
Recuerdo que la primera vez que fuimos nos hicieron un recorrido por los vestigios, y a medida que avanzábamos los guías nos contaban la historia de Panamá Viejo. Mi parte favorita fue cuando subimos los 115 escalones, divididos en tres niveles, que llevan al campanario de la torre de la Catedral. Al final de cada piso había una reseña de un acontecimiento histórico ocurrido allí. Lo más hermoso al llegar a la cima fue ver toda la ciudad que antes era Panamá, en contraste con la metrópoli moderna de hoy.
Fue una experiencia increíble que me dio la oportunidad y las ganas de conocer más acerca de mi país y su historia. De hecho, alguna vez creí que los piratas eran una fantasía, hasta que escuché que quienes atacaron Panamá eran reales.
Esta antigua ciudad se fundó el 15 de agosto de 1519 como Nuestra Señora de la Asunción, que es el verdadero nombre de Panamá Viejo. En ese momento, hace más de 500 años, el lugar se convirtió en un punto estratégico militar y en una ruta importante de paso, desde los tiempos de la Colonia hasta ahora. Además, estaba llena de riquezas y tesoros de los cuales sacaban provecho los españoles.
Cuenta la leyenda que durante el ataque de Henry Morgan se estaba levantando en las afueras de la ciudad una iglesia que, aún sin haber sido culminada, ya mostraba su mayor tesoro, su joya dorada: un altar de oro, el cual fue cubierto con una mezcla de óxido de plata para oscurecerlo y así evitar que fuera robado.
El fuego y la crueldad de los hombres destruyó la ciudad y la dejó en ruinas, pero no el corazón de los panameños para salir adelante, unidos y fortalecidos. Luego del incendio y del terrible ataque causado por el pirata Morgan y sus secuaces, la ciudad fue trasladada al Sitio del Ancón, donde ahora se encuentra el Casco Antiguo, y es ahí, en la Iglesia de San José, donde hoy se encuentra aquel altar dorado.
En 1995 se creó el Patronato de Panamá Viejo, fundación que por años ha venido trabajando en la restauración y acondicionamiento del lugar y que se centra en su conservación, protección, investigación, promoción, desarrollo y puesta en valor.
La Unesco declaró las ruinas de Panamá Viejo como Patrimonio Histórico de la Humanidad en el año 2003. Es un excelente destino turístico para apreciar la historia de la primera ciudad de Panamá. Cada año más de ochenta mil personas visitan este atractivo, donde además se realizan investigaciones arqueológicas que lo hacen aún más popular.
Los invito a conocer Panamá, tierra bendecida y favorecida, cuyo nombre significa “abundancia de peces y mariposas”. País que, aunque pequeñito, es “puente del mundo y corazón del universo”.