Altos del Coco
Eran las 5:00 a. m. cuando sonó la alarma. Debía arreglarme rápidamente para salir de Tocumen, Sector Sur y tomar un bus de la ruta Corredor Sur junto a mi mamá, mis primos y mis tías para ir donde mi abuela. En total diez personas partimos desde mi casa hacia la Gran Terminal Nacional de Transporte de Albrook, para luego dirigirnos a la ciudad de Penonomé, capital de la provincia de Coclé.
La noche anterior al viaje no pude dormir bien por el entusiasmo. Aunque prácticamente todos los veranos voy allá, cada visita es como la primera porque siempre hay algo nuevo de qué sorprenderse.
Llegamos a la terminal a las 6:00 a. m., la salida del transporte sería quince minutos después que para mí resultaron demasiado largos; mientras tanto, decidimos ir a comprar algo para comer. Caminamos por los pasillos y solo encontramos un restaurante abierto, pedimos el desayuno para llevar. De repente, llegó mi prima, agitada por correr media terminal, para decirnos que ya estaban abordando el bus.
Nos desplazamos lo más rápido que pudimos, con la voz de mi madre de fondo que decía: “Ves, por no querer desayunar en la casa, nos va a dejar el bus”. Y sí, en realidad tuve la culpa, pero no podía aguantar más hambre sabiendo que nos esperaban dos horas más de viaje.
Al llegar a la terminal de Penonomé abordamos otro vehículo, tipo pick up, transformado en transporte de pasajeros con capacidad para doce personas al que la comunidad llama “chiva”. Aún nos esperaban dos horas más de viaje.
Nuestro destino era Altos del Coco, ubicado en Toabré, uno de los diez corregimientos que forman parte del distrito de Penonomé. Es un lugar mágico, lleno de naturaleza, árboles, ríos, cascadas, campesinos y más.
Me llama la atención que, a pesar de contar con 70 lugares poblados y una población
10 203 habitantes, según el Censo de 2010, existe gran pobreza. No obstante, resalto que su gente es buena, amable y trabajadora; unos se dedican a la agricultura de subsistencia y otros laboran cosechando en fincas de naranjas, café y diversos productos. Mi abuela vive con uno de mis tíos, ellos viven de la siembra de arroz, yuca y naranjas.
Es muy divertido ir a la casa de mi abuela con mis primos. Me gusta bañarme en la quebrada del Coco. También me agrada percibir el olor a hierba y a cítricos de las frutas, al igual que escuchar el canto de los pájaros, el cacarear de las gallinas, el relinchar de la yegua o el mugir de las vacas… En fin, amo todo lo que define al campo, debido a que es un lugar tranquilo para vivir y disfrutar de la naturaleza.
Por cierto, si te gusta el ecoturismo, tu próximo viaje puede ser a Altos del Coco en Toabré de Penonomé, un lugar de ensueño que nunca olvidarás.
Te felicito por la dedicación que has puesto en la escritura de tu crónica. Tu relato manifiesta el amor que sientes por el ambiente rural. No te detengas sigue escribiendo, cada borrador que hagas será mejor que el anterior.