El ultimo viaje con mi abuelo
El último viaje que hice con mi abuelo fue a las faldas de la India Dormida. Él era un hombre fuerte, trabajador y cariñoso, pero un poco callado. Estaba emocionado, ya que le encantaba pasar tiempo en familia.
Tenía mucho tiempo de no verlo, así que cuando me dijeron que viajaríamos juntos no cabía en mi cuerpo. Fuimos él, yo, mis papás, mi hermano y nuestro perro. Viajamos cinco horas, y tras una parada para comer llegamos al lugar que tanto queríamos: El Valle de Antón. Nos recibió su espectacular paisaje, con unos muy hermosos árboles y sus montañas.
El serpentario era uno de los lugares que ansiaba conocer, ya que me encantan los animales. Mi abuelo compartía mi emoción. Cuando entré había de todo: víboras, cobras, cascabeles. También encontré reptiles como caimanes, iguanas y tortugas. Nos asignaron un guía que nos enseñaba qué tipo de serpientes son venenosas y las que no. Según me explicaron, algunos animales están allí porque fueron maltratados o fueron encontrados heridos.
Después de visitar el serpentario fuimos al centro de El Valle, donde había muchos tipos de comidas, artesanías y flores. A mi abuelo le fascinaban. Allí nos dijeron que había un mariposario, así que sin dudarlo mucho nos fuimos. Era hermoso y tenía muchas mariposas de diferentes colores, tamaños y formas, incluso algunas se camuflaban con las hojas. Antes de irnos el guía explicó cómo se llamaba cada especie y mencionó su ciclo de vida. Mi abuelo estaba muy feliz, y eso me alegró mucho.
Ya de salida volvimos al centro del pueblo para comer. Allí escuchamos que podíamos ver la India Dormida, un cerro que es casi una leyenda en El Valle de Antón. Dicen que la montaña copia su forma de mujer acostada de la hija de un cacique indígena que murió de desamor cerca de ese lugar. Era impresionante. Viendo el cerro nos alcanzaron las cuatro de la tarde, así que tocó volver.
La realidad es que me divertí y aprendí sobre serpientes y mariposas en El Valle, y lo mejor fue que a mi abuelo le encantó viajar con nosotros. Eso se me queda grabado para siempre, pues un par de semanas después él falleció.