Parada en San Bartolo
El lunes, 21 de enero de 2019, a la 1:00 a. m., mi familia y yo llegamos a la Gran Terminal Nacional de Transporte de Albrook para tomar un autobús de la ruta Panamá-Santiago. Poco después de cuatro horas arribamos a la capital veragüense y abordamos otro transporte, Santiago-Viguí, que nos llevaría a la entrada de San Bartolo en aproximadamente 45 minutos. Desde la parada nos esperaban entre 15 y 20 minutos más de camino para llegar al caserío.
San Bartolo es un corregimiento del distrito de La Mesa, en la provincia de Veraguas, con una población de 2440 habitantes, según el Censo del 2010. Un pueblo de personas humildes que cuenta con escuela, iglesia, centro de salud, cooperativa y corregiduría; también un pequeño parque para el entretenimiento de los niños. Su fauna y flora son hermosas, y tiene un río de régimen mixto, el famoso charco Lagarto, que conecta con el río San Pablo.
Las casas en San Bartolo están construidas con bloques y solo cuenta con dos viviendas de barro o quincha, las cuales ya muy poco se ven. Los lugareños se dedican a la agricultura, algunos de los alimentos que siembran son: frijoles, arroz, maíz, plátano, banano, ajíes, yuca y ñame que cultivan especialmente para el sustento de la familia.
Mientras avanzaba sentía alegría por llegar a la casa de mi abuela, por eso, cuando la tuve cerca nos dimos un cálido y emotivo abrazo. Luego saludé a mi abuelo, mis tíos y mis primos.
Al observar las montañas llenas de neblina me pareció que venían hacia mí con el dulce y fresco amanecer. Apreciar el pasto verde y las flores con los colores más hermosos que he visto me dio una sensación de libertad.
Después del almuerzo, como de costumbre, mi familia y yo estábamos listos para ir al río cerca de la casa de mi abuela, a solo cinco minutos. Allí nadamos, reímos y jugamos hasta el cansancio. Conversamos y merendamos algunas botanas que llevó mi tía y que mis primos pequeños también aprovecharon para dar de comer a los peces.
A las 4:00 p. m. regresamos a casa, cenamos y casi todos mis primos decidieron ir al parque, ya que aún teníamos mucha energía para continuar la diversión.
La vida en el campo para algunos es simple o quizás aburrida; sin embargo, para mí es muy divertida porque hay libertad para caminar sin riesgo a que te asalten o que alguien del barrio a quien no le caes bien te busque pleitos. En definitiva, te puedes divertir en un ambiente sano.
San Bartolo es ideal para el viajero que desea hacer turismo rural, pues ofrece espacios de relajación, bienestar y una buena calidad de vida, sobre todo para el profesional jubilado que desea vivir en un ambiente tranquilo cerca de vecinos amables y a pocos minutos del centro comercial Santiago Mall.