Un particular viaje con mascotas

En este viaje íbamos a celebrar el cumpleaños de mi abuela, en una cabaña. Mi madre consideró llevar a los cachorros para no dejarlos solos en casa, y le pidió a mi hermana mayor que llevara a los suyos también. Tal vez ella no sospechó que esta historia tomaría un rumbo inesperado.

El día del paseo nos levantamos temprano. Mamá y papá se fueron aparte. Mis hermanos y yo quedamos con los cachorros y teníamos que esperar a mi hermana mayor. El tiempo se nos hacía eterno y comentábamos: “Seguro ya están allá, deben estar gozando de la piscina”. 

En eso escuchamos un sonido, miramos por la ventana y estaba el carro de mi hermana. Estábamos felices al subir las maletas y a los cachorros.

Camino hacia la cabaña una de mis mascotas defecó en el carro. ¡No teníamos ni idea de que eso iba a ocurrir! Tuvimos que parar para limpiar. Avanzamos y minutos después ocurrió otro desastre: el perro volvió a ensuciar el carro, pero esta vez vomitó todo el asiento. El olor era insoportable.

Mi hermana estaba molesta por lo sucedido y tuvo que detenerse a comprar toallas húmedas para asear nuevamente. El viaje continuó, cuando de repente ¡la cachorra que tenía mi hermano se orinó encima de él! 

Los otros perritos estaban muy desesperados, aunque luego de un rato se calmaron. Por si fuera poco, más adelante nos encontramos un tranque que nos retrasó dos horas más.

Entre tanta espera e imprevistos, mis hermanos y yo imaginábamos cómo sería la cabaña. Llegamos al lugar sin darnos cuenta, y estando allí disfrutamos de la alberca; en la noche le cantamos el Cumpleaños feliz a mi abuela.

Al día siguiente ya era momento de regresar a casa. En un carro iban mis hermanos con papá y mamá para no ser molestados por los perritos; en el otro, mi hermana, mi abuela y yo junto a los cachorros, que esta vez iban en el asiento trasero. Durante el viaje decidí escuchar música para estar más cómoda, los animales iban con la boca abierta jadeando, pero luego se quedaron dormidos.

En el camino dos carros habían chocado, de pronto mi hermana pasó por una curva y los cachorros se desesperaron. Nos pusimos muy nerviosas de imaginar que se podría repetir la historia con las mascotas. Después de unas horas llegamos a casa donde ya estaban mamá y papá con mis hermanos. Me alegré de haber regresado y de saber que el sufrimiento del viaje de ida había valido la pena, pues mi abuela estaba feliz con la celebración.

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