Un nuevo viaje
El 11 de diciembre de 2019 el viento resoplaba en la oscuridad de la noche cuando empacábamos nuestras maletas y subíamos todos al auto; solo el perro se quedó en casa de un amigo. Mi padre encendió el carro y arrancó. Y a eso de las 12:44 a.m. ya casi todos estaban dormidos, mientras mi papá conducía ya por Veraguas.
Nuestro objetivo final era llegar a la provincia de Chiriquí, a un lugar llamado Dos Ríos, donde viven mis primos, y también estaban algunos familiares. Las horas transcurrían y a las 3:32 a.m. estábamos en Chiriquí. Pasamos por su capital, David, y estábamos muy cerca, hasta que llegamos a Dos Ríos.
La casa de mi abuela es grande. Entrando a la residencia, estacionamos el carro, lo apagamos y nos bajamos. Ya eran las 3:58 a.m. Desperté a mi madre y entramos todos. Mis abuelos cerraron la puerta principal, mis padres se fueron a su cuarto y mi hermana y yo al nuestro.
En la mañana el sol comenzaba a brillar y los pájaros cantaban pidiendo comida. Mi abuela salió y les dio algo de pan, para luego dejar el desayuno listo. Después de que yo desayuné, mis primos llegaron en bicicleta. Yo saqué la mía, caminé hacia ellos y nos fuimos a visitar a nuestros amigos. Después de dos horas regresamos con unas amigas. Mis padres y tíos estaban listos con los carros encendidos. Nuestro primer lugar iba a ser… el volcán Barú.
A la 1:23 p.m. estábamos casi llegando al punto de partida de nuestra excursión. Logramos iniciar a la 1:56 p.m. Al llegar salí corriendo con mis primos a explorar. En el camino a Barú entramos por un sendero, mis familiares estaban atrás conversando, mientras yo estaba corriendo con mis primos. Nos detuvimos a ver un estanque, algunos patos y a lanzar rocas, a ver cuál llegaba más lejos, cuando mis padres me llamaron para seguir subiendo, mis primos y yo corrimos. Pasamos unos 50 minutos subiendo el volcán con ellos.
Al llegar a la cima vimos toda la cuidad de David… ¡Qué hermosa vista! Se veía el paisaje natural de aquel lugar, los pájaros volando y un pueblo cercano con su gente. Mis padres se tomaron fotos, ellos y yo estábamos en lo mismo con nuestros celulares, mis tíos y tías estaban conversando, mientras mis padres y yo nos reunimos para tomar fotos familiares. Luego saqué un sándwich de mi mochila y así pasamos la tarde viendo la vista desde el volcán Barú. Fue un momento inolvidable, después de tanto tiempo, recorrido y esfuerzo.
Eran las 3:47 p.m., empezamos a caminar donde yace el sendero del lugar. Iniciamos el camino de regreso, y cuando pasaron unos 30 minutos ya habíamos llegado abajo, al lugar de partida.