La Maestra de Guatemala
Me despertó doña Elsa. Eran las tres y media de la mañana, los pájaros aún esperaban el alba y los gallos meditabundos todavía decidían si…
Me despertó doña Elsa. Eran las tres y media de la mañana, los pájaros aún esperaban el alba y los gallos meditabundos todavía decidían si…
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