Detrás de cada puntada
Con una diminuta lámpara de queroseno en la mano, telas de lanilla, agujas, tijeras, una máquina de coser portátil, y una esperanza del tamaño del universo, María Ossa de Amador y su cuñada, Angélica B. de Ossa, corrían apresuradamente en busca de un lugar seguro en donde pudieran forjar nuestro futuro pabellón nacional. La casa […]